La Provincia - Diario de Las Palmas

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OBSERVATORIO

¿Quién nos manipula?

Se llamaba Winston y trabajaba en el Ministerio de la Verdad. Su misión, como funcionario, consistía en repasar los periódicos, los libros y demás publicaciones con la finalidad de corregir su contenido a la luz de la ideología del régimen del país donde vivía. Como consecuencia de ello, se habían reescrito los libros, los cuadros vuelto a pintar y las calles tenían nuevos nombres. Los principios fundamentales de aquel régimen eran el "doblepensar", la "deconstrucción" de la realidad objetiva y la mutabilidad del pasado: quien reescribiese la historia, dominaría el futuro.

Todo ello obligaba a crear nuevas palabras, una "neolengua", ya que se habían dado cuenta de que las palabras tienen poder creativo; de tal manera que, cuando se introducen nuevos términos en el lenguaje común, acordes con una ideología, se consigue un control total sobre los individuos. Así describe George Orwell, fuerte opositor a los totalitarismos, el destino del hombre en un país totalitario en su novela 1984.

Treinta y ocho años después, aparentemente vivimos en una democracia; sin embargo, hay muchas personas que sienten que somos marionetas en manos de un poder que no es fácil de identificar, pero llega a controlar nuestros actos, decisiones y opiniones. A este poder, que afecta de forma transversal a muchas instituciones, partidos políticos, asociaciones, etc., se le conoce como "el Nuevo Orden Mundial".

A mi juicio, este "Orden Mundial", al igual que en la novela de Orwell, está introduciendo términos en el lenguaje común con la intención de construir una nueva cultura, una nueva cosmovisión (visión de lo que es el hombre y lo que es el mundo).

A continuación enumeramos, a modo de ejemplo, una serie de términos de este nuevo lenguaje. Empecemos por la palabra preembrión. Si utilizamos este término, es como si aceptásemos que entre la concepción y el embrión, hubiese un periodo de tiempo en el que el nuevo ente concebido estuviese constituido por células somáticas exclusivamente (un tejido; no un ser), y así se podría justificar el aborto en las primeras semanas de la vida.

El otro término a tener en cuenta es muerte digna, al introducirlo en el lenguaje común se pretende atraer a las personas de buena voluntad con estas palabras tan dulces al oído, pero en realidad lo que se pretende con su uso es introducir la eutanasia y además, promulgar leyes para que sea el médico el encargado de acabar con la vida del enfermo.

Cuando en 2004 se aprobó en España una ley en la que aparecía por primera vez el término "violencia de género", la Real Academia Española, como institución que cuida del español, envió un escrito al Parlamento indicándole que el término género pertenece a la categoría gramatical: género masculino, femenino y neutro; y que el género no se debe aplicar a las personas; pero los políticos no hicieron caso. Como consecuencia de ello, vemos que tanto en los medios de comunicación como en el lenguaje común se está aceptando el término género como sustituto (sinónimo) del término sexo.

Para no alargar el escrito enumero a continuación otra serie de términos que se están introduciendo con la misma finalidad: progenitor A y progenitor B (en vez de padre y madre); nuevos modelos de familia (uniones sentimentales no sujetas al vínculo conyugal); reducción embrionaria (en vez de utilizar el término aborto); fascista (ahora cuando se utiliza este término, en realidad es una proyección afectiva del que lo dice, con la intención de descalificar al que no piensa igual); homófobo (término que se suele utilizar indebidamente para descalificar al que según la constitución respeta a las personas independientemente de su condición, pero no acepta la imposición de la ideología de género); gobernanza, etc.

Uno se pregunta cómo es posible que exista una ideología tan poderosa que pueda poner en marcha tal revolución cultural. Enumero solamente algunos grupos o instituciones que, según varios autores, impulsan este movimiento: la ONU, la UE (Unión Europea), el gran capital (George Soros, los Rothschild, los Rockefeller, etc.) con sus bancos y fundaciones, algunos grupos de presión, el club Bilderberg (compuesto por financieros, políticos, monarcas y grandes medios de comunicación) y algunas obediencias masónicas. Sin olvidarnos de las redes sociales, que recopilan gran cantidad de datos personales ("Big data") como Facebook y Twiter, etc.

A partir de 1990 la ONU puso en marcha una serie de conferencias con la idea de establecer un nuevo marco ético para los derechos humanos. En el libro escrito por Margaret Peeters titulado Mariónética (ética para marionetas ), se describe como los grupos de presión que pertenecen a los mismos grupos sociales de los expertos de la ONU, han ido introduciendo en el mundo su ideario sobre salud reproductiva, información y educación, salud sexual no represiva, etc., que en el fondo contradicen frontalmente a la ética médica.

La influencia del Nuevo Orden Mundial también ha llegado a la UE. Su parlamento aprobó la implementación de la ideología de género en sus estados miembros. Como consecuencia de ello, se han ido aprobando leyes para introducir esta ideología en casi todas la comunidades autónomas españolas, independientemente del partido político que las gobierne. En un libro escrito por Otero Novas, titulado Los mitos del pensamiento dominante, aparece un testimonio de un masón español -con nombre y apellidos- que dice que alrededor del 65% de los eurodiputados son masones.

Los factores que están ayudando a la implantación de este Nuevo Orden Mundial son: la globalización, el nuevo concepto de libertad que ha ido calando en la sociedad y el nihilismo moral que se ha ido extendiendo por todo el mundo occidental, ahora descristianizado. Para solucionar esta crisis mundial sería necesario poner en marcha una revolución moral, empezando por uno mismo, ya que los gobiernos reflejan a la sociedad que los elige.

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