El Centro Cultural de Telde, la antigua plaza del Mercado, acogió el pasado 8 de junio la presentación del libro Imágenes de una historia. El Colegio San Gregorio de Telde, ejemplo de labor social y lucha por la educación de la mujer (1943-1975), justo a los cuatro meses de habernos convocado para una reunión de antiguas alumnas en la Casa de la Cultura, cita que fue todo un acontecimiento para las que estudiamos en sus aulas.

Quince antiguas alumnas del centro, encabezadas por Inés Jiménez, consejera de Turismo del Cabildo de Gran Canaria, al ver lo emotiva que fue aquella reunión, idearon recopilar la historia del emblemático Colegio, que es todo un orgullo para la ciudad, ya que, de sus pupitres han salido grandes profesionales como profesoras, arquitectas, médicos y licenciadas en diferentes disciplinas.

No cabe duda de que, para acumular toda la información que contiene el volumen, ha hecho falta mucho tesón y, sobre todo, un espíritu encomiable de trabajo en equipo.

Si el acto del 8 de febrero fue inolvidable, no menos lo fue el de principios de este mes, pues el recinto estaba abarrotado. La gran novedad fue tener entre nosotras a la señorita Esther Oliva, que es la única que vive aún de las docentes fundadoras. Fue una enorme alegría volver a verla y comprobar lo bien que está, muy cariñosa con todas y con una memoria asombrosa. Estaba la familia, sus hijos, nietos y sobrinos; también la señora de don Daniel Ramos, con Rosita Nuez y su gente; las niñas de doña Lucía, tan afectuosas como su madre. Las de don Alejandro Dávila y, como la vez anterior, las antiguas alumnas.

Comenzó el acto haciendo mención de la publicación, que es una joya. No tiene desperdicio, porque en sus páginas se menciona parte de lo que aconteció en el Colegio, que es pura historia de Telde. Hay que alabar y mucho a quienes han promovido la iniciativa, capitaneadas por Inés Jiménez, pues, sin su apoyo, nada de esto hubiera sido posible. Al acto acudieron la Corporación de Telde y su alcaldesa, Carmen Hernández, una señora muy atenta y formada.

Seguidamente, se interpretaron unas piezas de timple y la señorita Esther nos dirigió unas palabras que nos tocaron el corazón. Se le entregó un ramo de flores y un ejemplar del libro. Finalmente, Balbina cantó unas canciones canarias.

Seguramente que se me queda algo por mencionar, pues no soy escritora, como me pasó en mi anterior artículo, en el que se me olvidó nombrar a la señorita Nena, que, además, fue mi primera profesora, cuando el centro estaba en Don Diego de la Fuente. Ella me enseñó a leer, la hora, a multiplicar... Y, de mayores, fuimos vecinas en Rafael Cabrera, ya en Las Palmas de Gran Canaria, donde nos veíamos con mucha frecuencia y me saludaba siempre con mucho cariño.

Para rematar, no faltó el chocolate con churros. Sin duda una velada inolvidable, que esperamos repetir el próximo 8 de febrero. Un abrazo muy cordial para todos.

Mary Luz Hernández Betancor. Exalumna del Colegio San Gregorio.