Sea cual sea la forma en que hemos introducido la tecnología en nuestros hogares, nos hemos convertido al hacerlo en padres digitales, sin un manual de instrucciones ante la llegada de los deportes electrónicos, los cuales han venido a quedarse, sin tocar a la puerta y sin darnos cuenta de la rapidez con que se han alojado dejándonos a muchos sin dormir y condicionando la vida social de nuestros jóvenes y no tan jóvenes

Son muchas las personas que me preguntan cómo he conseguido asimilar en casa este bombazo, pero sobre todo, cómo he logrado aceptarlo, cuando hasta ahora no he tenido más que rechazos por la actividad que realiza mi hijo. Yo solo puedo escribir que no ha sido fácil, así como su padre lo aceptó sin más desde el principio, yo sin embargo he actuado impulsivamente, tirando contra la pared su Gameboy, desenchufando los cables, escondiéndole el teclado, le gritaba,? más otras acciones que imagino algunos padres podrán identificarse conmigo.

Cada uno tiene su propia actitud hacia los deportes electrónicos: existen los padres habilitadores, que dejan a sus hijos acceso libre e ilimitado a los videojuegos , los limitadores, que ven los e-sport como un problema, apagan sus pantallas y punto y los que les educan digitalmente, quienes hablan con sus hijos sobre cómo usarlos y guiarlos de una manera responsable.

He pasado por los tres escenarios y teniendo en cuenta que con las dos primeras nos distanciábamos mas, opté por la educación digital pues me ayudaba a obtener un equilibrio correcto entre el control asfixiante y la libertad para con su juego

Debemos interesarnos en los juegos que les gustan a nuestros hijos, con quiénes juegan, obtener su opinión y establecer solo unos límites cuando lo veamos necesario y, sobre todo, debemos entender sus emociones para lograr que estén más preparados, sean más fuertes y se vuelvan más maduros. Hay que disfrutar con ellos, ir a los estadios y eventos de e-sport, acompañarlos para entender y compartir sus emociones.Si esto lo hacemos con un hijo que quiere surfear en nuestras playas, y vamos con él, vigilamos con qué amigos va y hacemos hasta de entrenadores para que una ola no lo arrastre al fondo, ¿por qué no lo hacemos con los videojuegos?

Es importante que sepamos ponerles los pies en el suelo, ya que como otro deporte, es una actividad muy emotiva, de fracasos y triunfos y debemos escucharles, evitar ridiculizarles o minimizar su punto de vista; demostrar interés en lo que realizan, sin presionar, ayudándoles a que valoren el aprendizaje y felicitando el progreso conseguido de una habilidad

Recomiendo enormemente, con mi experiencia, tener al menos un día a la semana lo que yo llamo un meeting tech en el que podamos mantener una conversación tranquila, sin discusiones, estar conectados con nuestros hijos de una manera positiva, buscando el mejor momento para los dos, ya sea de camino al colegio, en algún paseo, en alguna comida... Se necesita un día así para negociar las reglas y marcar objetivos. En nuestro caso, nos planteábamos los horarios para los videojuegos, para ayudar en casa, le recordaba sus deberes para que terminara sus estudios hasta que llegó a la universidad, buscaba que compaginara con otro deporte, y así lo hizo, con el tenis, descubriendo que le ayudaba a su bienestar, control mental y desvío de sus emociones alternando ambas actividades.

Recuperamos así poco a poco la confianza, porque aunque no lo crean era también el momento de instruirme en los videojuegos, las páginas y amigos con los que se relacionaba, quitándome los miedos y las inseguridades que tenía, pues como madre sentía que estaba permitiendo algo malo.

Los e-sport son como el fuego, arde dentro de nuestros hogares, pero en vez de apagarlo, debemos aprovechar su calor y las oportunidades que puedan surgir de estos, educando a nuestros hijos en esta nueva actividad, nos ha tocado ser sus mentores, sus entrenadores digitales y serán ellos, con nuestro ejemplo, los que eduquen a los hijos de nuestros hijos.

La tolerancia, responsabilidad y compañerismo serán más que necesarios para su crecimiento social, emocional e intelectual no solamente para los deportes electrónicos, sino para su vida en general.

Sin todo este peregrinaje, hoy mi hijo, solo, sin el apoyo de sus padres, les aseguro que no podría haber llegado a ser un profesional del e-sport conquistando Europa, semifinalista en los mundiales y jugando actualmente en EE UU como único español en la categoría más alta hasta el momento, y dándonos a cambio de su esfuerzo, la felicidad de compartir con nuestra gente el reconocimiento de su ciudad natal como Hijo Predilecto de la Ciudad de las Palmas de Gran Canaria.