La presente convocatoria de Oposiciones de Enseñanza Secundaria de 2018, tan esperada desde hace tanto, ha estado, sin embargo, mal enfocada desde sus inicios. Se engendró mal (con diversas anomalías en la inscripción denunciadas ampliamente por sindicatos y particulares), y su desarrollo, a partir del primer examen, ya tuvo muchos problemas (sólo un 15,5% superó el primer examen), según las múltiples denuncias publicadas por los medios de comunicación.

Por mi larga experiencia en la educación (he sido Presidente de un Tribunal de Oposiciones de Filosofía y Asesor de Tutoría, Evaluación y Atención a la Diversidad del Centro del Profesorado), no acabo de entender esa cantidad tan enorme de suspensos. Para empezar, considero, de entrada, que todas las plazas deben ser dadas, no entiendo qué ha sucedido para que tantos profesores, en su gran mayoría en activo, hayan quedado eliminados en el primer examen.

Empiezo a cuestionarme la idoneidad de los propios tribunales: ¿Se imaginan Uds. que las mismas pruebas tuvieran que ser superadas por los miembros de los tribunales? Seguramente nos llevaríamos una sorpresa, quizá sus calificaciones fueran similares o incluso inferiores, en algún caso, que muchos opositores. ¿Cuál es el criterio que se sigue para la constitución de los Tribunales? Que yo sepa, los vocales se eligen por sorteo y a los Presidentes los nombra la Administración.

Por mi experiencia, creo que no sólo no se ha avanzado en el proceso de desarrollo de las Oposiciones, sino que se ha empeorado, y a los resultados me remito. Yo recuerdo que nuestro Tribunal de Oposiciones de Filosofía en 1993 acordó por unanimidad enseñar las pruebas a los que lo solicitaban, no era legal, pero sí legítimo; previamente revisábamos las pruebas hasta el mínimo detalle, y cuando los opositores pedían la revisión, estábamos presentes todos los miembros del tribunal; los propios opositores sabían que por ley no podíamos modificar la nota, pero les dábamos todas las explicaciones necesarias, y el resultado es que tanto ellos como nosotros, quedábamos finalmente más satisfechos. Al final del proceso, cuando entregamos toda la documentación, incluimos una valoración de la experiencia y, entre otras propuestas, solicitamos que se contemplara en próximas convocatorias el derecho de los opositores a ver sus exámenes y a recibir una explicación de sus resultados; además, pedimos que se revisaran los criterios de valoración de los méritos, pues, ¿Cómo es posible que una Tesis Doctoral, una Tesina o distintas publicaciones se valoraran menos que el desarrollo de un proyecto educativo realizado en un trimestre o en un curso de formación de 30 ó 40 horas? ¿Cómo es posible que el profesorado en sus centros de trabajo tenga el deber de enseñar los exámenes a su alumnado y darles las explicaciones necesarias para sus calificaciones e incluso atender las posibles reclamaciones al Departamento o a la Inspección Educativa, y, sin embargo, a los Opositores no se les atienda en sus reclamaciones sobre las pruebas? Esto es un sinsentido.

Por otra parte me pregunto, ¿cómo es posible que la Consejería de Educación vuelva a contratar como interinos ó sustitutos a una serie de profesores que han sido suspendidos previamente por un Tribunal reconocido por esa misma Consejería? Esto es una contradicción absoluta, o están preparados, o no lo están. ¿Me podría explicar la Consejería de Educación cuáles son sus argumentos para justificar esta situación? Lo curioso es que muchos de esos profesores, que están en activo, son muy valorados en su centro por sus propios compañeros de Departamento y por el alumnado, que los considera muy buenos profesores como transmisores, tanto de la instrucción como de la educación, y sin embargo, suspenden las Oposiciones.

Me gustaría compartir con los lectores las siguientes propuestas:

-Creo que los Tribunales deben estar constituidos por personas consideradas previamente idóneas, y no por sorteo, para lo cual habría que estudiar cuáles deben ser los criterios de idoneidad.

-Debe haber unas Oposiciones Restringidas para el profesorado que está en activo; debe recibir una formación en el centro en horario lectivo y se le debe hacer un seguimiento a lo largo del curso a pie de obra, todo esto con unos criterios de valoración y evaluación que habría que definir.

-Por otro lado, debería haber también unas Oposiciones Libres, en las que también habría que definir previamente sus criterios de evaluación y la baremación de méritos como cursos, publicaciones, Tesis Doctorales, etcétera.

-El tipo de pruebas para un tipo de Oposición y para otro, deben ser lo más objetivas posible en el momento de la evaluación, pero las condiciones de unos y de otros son bastante diferentes y por lo tanto, el sistema de evaluación no puede ser el mismo, pues ambos tipos de profesorado (libre y en activo) deben tener derecho al acceso.

Sin duda, toda la comunidad educativa y toda la sociedad en general, debemos hacer una profunda reflexión sobre la educación, en ello nos jugamos el futuro. Si no nos ponemos las pilas, el fracaso escolar seguirá en aumento; el descontento creciente que se respira en el profesorado es una situación muy triste, falta estímulo y motivación, mientras que cada día burocratizamos más la enseñanza, con mucha exigencia de papeleo, en muchos casos absurdo, o reuniones sin contenido, y todo ello puede repercutir negativamente en las aulas. Por el contrario, tenemos que potenciar la educación en valores, las Humanidades, el diálogo activo, donde el poder de la palabra nos haga más fuertes. El maestro, el educador, el profesor, es esencial e inherente al desarrollo de nuestros alumnos, que siempre recordarán a esos profesores que dejaron una huella en su alma que heredan como algo suyo, y la tienen siempre presente en su vida.

Todo lo que se invierta en educación es poco; al igual que en Sanidad, nunca su saldo será rentable económicamente, pero en ambos casos hay que apostar al máximo y reducir gastos no tan necesarios ni imprescindibles en otros Ministerios y Consejerías, mientras que, al mismo tiempo, debe hacerse un control férreo de la corrupción, pues por ahí se van muchos miles de millones de euros que no se recuperan.

Pese a que se quiere hacerla desaparecer del sistema educativo, la Ética al poder, en la teoría y en la práctica.

Opositores y opositoras, me solidarizo con Uds, y espero que esta reflexión aporte luces nuevas para pensamientos viejos; los entiendo, les comprendo y espero y deseo que todo vaya a mejor por el bien de la enseñanza.