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OBSERVATORIO

Atentados en Cataluña, primer aniversario

Ha pasado un año de aquellos terribles atentados en Barcelona y Cambrils y es momento oportuno para recordar y rendir un sentido homenaje a aquellas víctimas, 16 muertos, dos de ellos niños de 3 y 7 años, y más de un centenar de heridos.

Y analizar, con el paso del tiempo, qué ocurrió, qué pudo ocurrir y qué pudo no haber ocurrido si no se hubiera incurrido en algunos errores, que a posteriori ya es más fácil de- tectar.

¿Qué ocurrió? El miércoles 16 de agosto de 2017, hacia las 23.30 horas, unos terroristas estaban manipulando explosivos en un chalé en Alcanar, Tarragona, cuando les estallaron en sus manos. Se ha sabido que esta explosión abortó el plan que tenían preparado obligando a tomar uno nuevo, no previsto, o sea improvisado pero ya sin su dirigente el imán de Ripoll, uno de los que fallecieron aquí. El día siguiente, el 17, hacia las cinco de la tarde una furgoneta conducida por un solo yihadista cometió un atropello masivo recorriendo unos quinientos metros del paseo central de Las Ramblas de Barcelona, desde la calle Buen Suceso hasta la altura del Mercado La Boquería, atentado similar a los ocurridos en Niza, Berlín o Londres. El criminal pudo escapar corriendo a través del citado Mercado hasta la zona universitaria, donde cometió un nuevo crimen para robar un coche con el que huyó de Barcelona. Horas después de este atentado, en la noche del 17 al 18, hacia la 1 de la madrugada cinco terroristas perpetran otro nuevo en Cambrils y fueron abatidos por la policía autonómica tras el atropello de seis personas, tres de ellos mozos de escuadra en un control. De estos hechos hubo cuatro detenidos, tres marroquíes en Ripoll y otro, melillense, en Alcanar, que había quedado herido. Y lo más sorprendente, la muerte cuatro días más tarde del autor de los atropellos en Las Ramblas, en Subirats, abatido por la policía en el campo, en zona abierta sin mayor riesgo aparente para otras personas, que hubiera sido una posible fuente de información, importante en la lucha contraterrorista para investigar los hechos ocurridos y sacar conclusiones para un futuro.

¿Qué pudo ocurrir? Después de que el juez haya levantado parcialmente el secreto de sumario de la investigación en la Audiencia Nacional se sabe que había una célula yihadista integrada al menos por doce jóvenes, dirigidos por el imán de Ripoll, Abdelbaki Es Satty, de nacionalidad marroquí, que resultó muerto en la explosión de la casa de Alcanar, donde habían fabricado unos 200 kilos de triperóxido de triacetona -TATP- que puede fabricarse con productos de uso doméstico, para repartir en tres furgonetas que habían alquilado. Tal imán, que realizó un papel clave en la radicalización de estos individuos, dejó escrito un mensaje titulado Breve carta a los soldados del Estado Islámico en tierra del Andalus, que se supone era para reivindicar posteriormente los atentados proyectados. Aquí, el imán marcaba una fecha, el 20 de agosto 2017, y diversos objetivos, el Camp Nou, donde ese día se jugaba el partido Barcelona-Betis (a imitación del atentado en el estadio de San Denis, en pleno partido de la selección francesa), la Basílica de la Sagrada Familia (de la que poseían varias fotografías), la Torre Eiffel de París (a donde viajaron el 11 y 12 de agosto y sacaron fotografías de aparcamientos y zona de entrada de visitantes) y locales de ocio nocturnos. Tal explosión, como se ha indicado, abortó este primer plan con el que hubieran conseguido varios atentados simultáneos, con numerosos muertos en París y Cataluña.

Y, ¿qué pudo no haber ocurrido?, me refiero a qué errores se cometieron y que si se hubieran solventado habrían podido evitar o disminuir la gravedad de estos atentados. El foco principal va dirigido al chalé de Alcanar donde estaba el "puesto de mando", cuando tras la explosión, las bombonas de butano acumuladas y el olor a acetona llevaron a los Mozos de Escuadra a pensar que se trataba de un laboratorio de drogas, rechazando la intervención del TEDAX de la Guardia Civil, pieza clave en la lucha antiterrorista por su gran experiencia, que posiblemente hubiera detectado la presencia de la mano yihadista (la juez, en la inspección ocular, llegó a comentar la posibilidad de la autoría yihadista ante tantas botellas de butano, pero los Mozos la desmintieron: "No exagere, Señoría"). El imán líder de la célula, con antecedentes y con ficha policial por haber sufrido prisión, del que no hubo control posterior ni sospecha alguna de su posible radicalidad; la petición de información sobre este imán desde Bélgica, la policía autonómica consideró que no tenía "antecedentes de interés", pero no se supo el motivo de tal petición, ¿se solicitó? El grupo radicalizado en Ripoll, varios jóvenes cercanos a los 20 años con familiares que declaran después del atentado haber sido sorprendidos, ¿no detectaron ningún indicio? Y, por último, y no menos importante, el aviso procedente de la CIA a los Mozos de Escuadra sobre la sospecha de ataque terrorista en las Ramblas de Barcelona, recibido tres meses antes del atentado, al que no se le dio crédito, noticia posteriormente publicada por El Periódico de Cataluña.

Finalmente, recordar que unos días después de los atentados se organizó un homenaje popular a las víctimas, con presencia del Jefe del Estado, nuestro Rey, y las razones de la sinrazón del nacionalismo independentista lo deslució, convirtiendo este acto en un agravio a los responsables del Estado, el Rey y el Presidente del Gobierno y a todo un pueblo español impactado ante tanto terror. Y el olvido a las víctimas. Una pena.

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