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Crónicas galantes

La verdad de las trolas

Uno de tantos bulos que circulan por internet atribuyó días atrás a la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, el deseo de prohibir el queso de tetilla, dada la condición sexista de este producto. Naturalmente, o no tanto, se trataba de una noticia de broma publicada en la sección de humor de un diario digital; pero eso no impidió que se abriesen indignados debates en la red.

Entre los crédulos dispuestos a tomarse en serio la información se establecieron dos bandos, como suele ocurrir. Unos ponían a caer de un burro a la ministra supuestamente enemiga del queso con formas voluptuosas; y los de enfrente no dudaban en defender y contextualizar sus imaginarias declaraciones.

Felizmente, no era cierto el veto a la tetilla. De lo contrario, habría que prohibir después la expresión "teta de novicia" con la que se ensalza la calidad de un producto; e incluso sería preciso censurar al mismísimo Salomón. Ese sujeto lascivo que en el Cantar de los Cantares les canta a los dos pechos de su amada, reputándolos de "gemelos de gacela que se apacientan entre lirios". El muy salido.

El problema en este y otros casos similares es que los propósitos en realidad inexistentes de la vicepresidenta parecían creíbles. La propia Calvo, sin ir más lejos, había sostenido anteriormente que el Gobierno gasta dinero público, siendo así que "el dinero público no es de nadie". Y esto sí que lo dijo con toda convicción.

Cuesta lo suyo discernir la verdad de las trolas en esta nueva era digital que convierte a cualquier cliente de las redes sociales en inventor o replicante de cualquier patraña. A veces resultan del todo verosímiles los titulares de El Mundo Today; y otras parecen de broma noticias que son perfectamente serias.

Quizá porque ya todo es chiste, hay que hilar muy fino para distinguir la realidad de la guasa. Obsérvese, un suponer, este reciente titular del mentado diario satírico: "Vivir en la Estación Espacial Internacional ya es más asequible que comprar un piso en el barrio de Malasaña". Se trata de una exageración, obviamente; pero démosle tiempo al tiempo y quizá la coña acabe por convertirse en una noticia verdadera.

Cierta es, aunque no lo parezca, la próxima creación de unas Fuerzas Armadas del Espacio Exterior (o algo así) que anunció esos días de ahí atrás el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.

El tuitero del flequillo rubio aspira a combatir a sus enemigos por esos cielos del Señor, aunque su idea no es del todo novedosa. Ya su lejano antecesor Ronald Reagan ideó un sofisticado sistema de misiles interestelares que rápidamente fue bautizado como la Guerra de las Galaxias. Años después supimos que se trataba de un simple farol; pero para entonces ya se había producido el hundimiento financiero de la Unión Soviética. Que quizá fuese lo que en realidad se pretendía.

Comparado con esto, la fake news que imputaba falsamente a Carmen Calvo la intención de prohibir la comercialización del queso de tetilla, no pasa de tímida y en cierto modo entrañable broma.

Lo notable del asunto es que, tanto en la del queso como en la de las galaxias, fue multitud la gente que dio tales noticias por verdaderas. Y, de hecho, no falta quien siga creyendo que lo son. Los límites entre la realidad y el cachondeo empiezan a ser más difusos a cada día que pasa en la pajarera de las redes sociales. Milagro es que los periódicos no se batan en retirada ante semejante competencia buhonera.

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