La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

OBSERVATORIO

Se estrecha el cerco

Trump no sale de su asombro. Resulta que un gran jurado federal ha encontrado a Paul Manafort culpable de fraude fiscal por tener millones no declarados en el extranjero y de mentir a los bancos para obtener créditos, y que un juez también federal ha decidido imputar a Michael Cohen por evasión fiscal, fraude y violar las leyes que rigen la financiación electoral. No son delitos menores y ambos pueden acabar entre rejas por un tiempo largo. Habrá quien piense que dos corruptos más o menos no cambian las cosas y podría ser verdad de no ser porque el primero era jefe de la campaña presidencial de Donald Trump y el segundo su abogado, su hombre de confianza, su fix-it man, el que conoce todos sus manejos financieros y le solucionaba todos los problemas... a veces con métodos muy discutibles. Trump, que lleva tiempo diciendo que sufre una caza de brujas por parte del fiscal especial Robert Mueller y que su comportamiento siempre ha sido no ya angélico sino lo siguiente, está desconcertado. Y no es para menos. De entrada ha hecho unas declaraciones a la cadena Fox en las que lo niega todo y anuncia un desastre económico si le destituyen. O él o el diluvio. También ha acusado al Fiscal General Jeff Sessions de no controlar el Departamento de Justicia y este le ha respondido que mientras él lo dirija no aceptará intromisiones políticas en su trabajo.

Cohen ha reconocido haber pagado 280.000 dólares a las señoritas Karen McDougal, modelo de Play-boy, y a la actriz porno Stormy Daniels, con las que Trump habría mantenido relaciones sexuales, para que mantuvieran la boca cerrada y no perjudicaran sus expectativas electorales con revelaciones inoportunas. Otro que podría complicarle las cosas es el CEO de American Media Inc., el sr. Pecker, que parece haber aceptado colaborar con la Justicia a cambio de inmunidad y que habría "tapado" con dinero historias inconvenientes para Trump durante la campaña. Todo esto quizás podría quedar en el ámbito doméstico de no ser por el hecho de que en los Estados Unidos los dineros que se dan a una campaña están reglados, hay que declararlos y es delito ocultarlos. Con el agravante de que el abogado Cohen ha dicho que ese dinero lo entregó por indicación de su jefe "con el propósito principal de influir en la elección". O sea, que Trump le habría instigado personalmente a cometer un delito. Es una acusación muy grave y por eso el presidente ha respondido que su (supongo que ya ex) abogado es malo y que aconseja que nadie le contrate, mientras alababa a Manafort por su entereza y capacidad de resistencia frente a las presiones. Es probable que uno de los dos o ambos, Cohen y Manafort, acepten colaborar con la Justicia acusando a su jefe a cambio de beneficios penales, y más aún si se considera la catadura moral que se les supone. Y también podría suceder que a su imputación siguiera la de Donald Trump... de no ser porque se trata nada menos que del presidente de los Estados Unidos.

¿Es esto materia suficiente para un impeachment (destitución) por parte del Congreso? Por ahora no está claro que lo sea. Su conducta puede ser censurable pero en ningún sitio está escrito que merezca un castigo tan grande, como tampoco a nadie se le ocurriría pedirle la pena de muerte. Otra cosa sería si se probara la "colusión" con Rusia para ganarle las elecciones a Hillary Clinton. Pero ese no es el caso... al menos no lo es por ahora. Y tampoco está claro que se pueda abrir un procedimiento criminal contra un presidente en ejercicio. Lo que pasa es que cuando hay humo suele haber fuego y aquí hay mucho humo. Un experto constitucional, Joshua Matz, que ha escrito el libro To end a presidency. The power of impeachment dice que los padres fundadores que escribieron el texto constitucional tenían muy clara, como una de sus principales preocupaciones, que "nadie alcanzara el poder por medios corruptos" y esto podría haber ocurrido en la elección de 2016. Todo podría complicarse aún más para el presidente si uno y otro, Cohen y Manafort, empiezan a hablar de Rusia y de los negocios que el señor Trump tiene pues no en vano el abogado participó activamente en la redacción de los contratos allí concluidos. De momento el partido Republicano se está poniendo la venda antes de la herida y ha comenzado a aconsejar a sus candidatos en las legislativas de noviembre, que elegirán a toda la Cámara de Representantes y a un tercio de los senadores, que se alejen de Cohen y de Manafort y que critiquen su comportamiento para no verse afectados por las acusaciones de corrupción contra esta Administración por parte del partido Demócrata. A nadie se le oculta que si este ganara las posibilidades de iniciar un proceso de impeachement aumentarían mucho y por eso estas elecciones de Midterm se anuncian a cara de perro.

No son los primeros asesores de Donald Trump que dimiten pues la lista es larga y hay otros imputados como el general Flynn, que fue nada menos que Consejero de Seguridad Nacional en la Casa Blanca. Todos ellos le complican la vida a un presidente del que lo menos que se puede decir es que tiene mal ojo para elegir a sus colaboradores. Pero lo de Cohen y Manafort es un golpe mucho más fuerte porque estrecha el cerco en torno al presidente.

Jorge Dezcallar. Embajador de España

Compartir el artículo

stats