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palabras en el malpéis

Bienvenido, Womex

Por una vez no son los hooligans los que toman las calles de una ciudad para beberretear en las esquinas con el balido uniforme de un ganado que busca la excusa del gol para celebrar su inconsistencia mental. Las Palmas de Gran Canaria se convierte hoy en un gran zoco de culturas musicales, de pieles pintadas en la diversidad planetaria gracias a la mayor feria de la escena musical mundial, el Womex.

Berlín, Bruselas, Rotterdam, Copenhague, Estocolmo o Santiago de Compostela son algunas de las urbes europeas donde esta singular feria ha asentado sus reales desde que se celebrara por primera vez en 1994 en la capital alemana. Y en cada convocatoria la multitud de excelencias musicales que abarcan desde los cantos de la raíz hasta la escena underground, pasando por todas las mezclas de interacciones creativas estéticas imaginables, ha ido multiplicándose y convirtiéndose en un gran zoco de atracción indispensable para periodistas, programadores culturales, festivales, cineastas y especialistas de la industria musical planetaria.

Casi tres mil personas venidas de todas las partes del mundo inician hoy en nuestra ciudad una reunión común entendiéndose en la más entendible de las lenguas, la música. Es, evidentemente, una feria por y para profesionales: se truecan licencias discográficas; se difunden y se contratan propuestas musicales para cientos de festivales y espacios escénicos repartidos por todo un mapa de países; se cierran giras y se dan a conocer artistas y lugares despreciados por la anodina industria musical controlada por las multinacionales y se visionan documentales sobre músicas difíciles de disfrutar fuera de esta singular feria.

Pero el evento ofrece algunas ventanas por las que el público local puede asomarse y recrearse en un ambiente único donde reina la empatía por la diversidad cultural. Tuvimos la suerte de participar en el Womex celebrado en Copenhague en el año 2009; entonces nos quedamos impresionados con la trastienda de ofertas y expositores desplegados con motivo de la feria.

Aún más impactante fue participar y disfrutar de los conciertos nocturnos que se ofrecieron dentro de la programación del evento y del eco mezclado de sonidos, instrumentos y voces que se amplificaron a lo largo de los auditorios y salas habilitados en la sede del principal auditorio de la capital de Dinamarca.

El ambiente multirracial, la explosión comunicacional e intergeneracional y la falta de complejos a la hora de poner la oreja ante cualquier propuesta musical venida de cualquier esquina del mundo hacen de esta feria un privilegio.

Es también una oportunidad única para observar y aprender de propuestas organizativas de festivales que se celebran en diversos lugares del planeta que son ejemplares en su planificación programática, en su gestión mediática y económica y en su diversidad. A ver si de esta aprendemos: no basta con soltar una tortuga a la orilla de una playa y hacer populistas loas al ecologismo tras la marca de una franquicia que cuesta un ojo a la cara al erario público al ritmo de tres tambores y dos papahuevos.

Tenemos, pues, la suerte de disfrutar de esta convocatoria singular en nuestra ciudad atlántica, que intuyo será también una grata sorpresa para los participantes del singular evento por su bondad climática, por la naturaleza afable de sus habitantes y por el espíritu abierto de sus calles.

Se hace obligado el agradecimiento a las instituciones públicas canarias que han propiciado el aterrizaje del Womex en Canarias.

Y especiales aplausos merece Encarna Galván, concejala de Cultura capitalina, al propiciar la presencia de músicos canarios en los prolegómenos de la feria con una escena off que ha permitido la inclusión de valiosas propuestas musicales nacidas desde las Islas. Así pues, bienvenido Womex.

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