Su nombre era Salvador, pero los amigos lo llamábamos Badanio, apelativo que lo popularizó el fútbol. Vecinos de barrio -él Cebrián, nosotros Venegas- jugamos al fútbol en el cuadrilátero del Parque San Telmo y en la marea que rebotaba sus olas en la trasera contigua a la calle. Compartimos afición y pasión por el Marino FC, aunque él iniciara su actividad en el Estrella Blanca -de segunda categoría- y Colegio Lope de Vega, en los campeonatos escolares. Luis Valle lo alineó en la U. D. Las Palmas en la segunda parte del partido que nuestro representativo jugó frente al Millonarios, sustituyendo a Polo en la segunda parte. Aquel equipo colombiano que en su gira por España sólo perdió un partido que ganó la Unión Deportiva por 3-2, después de un comienzo fulgurante que a los dos minutos ya ganábamos los canarios por 1-0, en fallo del meta.

Salvador Mujica llamaba la atención con las cosas que hacía luciendo en su espalda el número 10. Poseía visión de juego, bonita estampa, dominio de pelota y fuerte pegada; aunque en alguna ocasión nos defraudó, cuando después de lo del Millonarios intentó jugar en plan 'divo", con aparentes muestras de autosuficiencia, como creyéndose figura consagrada superior a sus compañeros. Afortunadamente, aquella crisis de moral, no de juego, fue superada por Salvador Mujica, que luchó más tarde contra la corriente de apatía de su equipo, viéndosele rendir partidos, muy buenos, cubriendo ancha zona de juego, con largos desplazamientos, en labor de enlace con sus volantes. Mujica pudo así destacar y la fama de su buen juego llegó hasta la dirección técnica de la Unión Deportiva que lo enroló en sus filas.

Pero, ¿por qué no cuajó en la Unión Deportiva? En verdad él unió a su buena estampa un sentido exacto de la colocación y siempre supo encauzar el juego con profundidad. Quizá le faltó llegar más a tiempo a la zona de tiro a gol, en la que no entraba y prefería jugar retrasado en vez de en punta. Aunque solía llevar el 10 a la espalda, siempre nos pareció -y así se lo manifestamos varias veces- que sus cualidades apuntaban para medio volante, porque paraba, controlaba y entregaba bien el balón -al que dominaba, casi a la perfección- y poseía una zancada sorda eficaz y efectiva que le permitía marcar estrechamente y guardar la colocación y la vigilancia de su zona.

Salvador Mujica Rodríguez, que nació el 31 de agosto de 1932 falleció el pasado martes día 27 de noviembre. En la tarde del domingo, cinco días después, en los prolegómenos del encuentro U. D. Las Palmas-Real Oviedo, lo recordamos en el minuto de silencio previo al encuentro en el que jugadores y aficionados hicieron fuerzas para que los puntos quedaran en casa y no volaran a Asturias. Todos teníamos esta intención: "¡Badanio, va por ti!. Estarás con nosotros "¡Arriba d'ellos! Descansa en paz.