La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

reflexión

Mezquindad aérea

Viajar en avión ya no es un placer. Todo lo contrario. Hubo un tiempo en el que volar constituía una experiencia placentera, incluso glamurosa, y exenta de incomodidades. Hoy en día es sinónimo de estrés, hacinamiento y situaciones que en ocasiones rozan la vejación, en forma de guantes de látex, no solo por el trato del personal de seguridad, sino por las rancias políticas de las propias aerolíneas. Tan anecdótica como verídica es la acción llevada a cabo por American Airlines, en los años noventa, cuando ahorró 40.000 millones de dólares al suprimir una sola aceituna de las ensaladas de los viajeros de primera clase. Ese ardid financiero fue el principio de los recortes en el sector. Algunas compañías como rakanair (Ryanair) o Norwegian cobran por el simple hecho de facturar o no dan, por ejemplo, prioridad a familias con niños al acceder al avión, si no han pagado por la categoría priority. Pura mezquindad aérea.

A vueltas con los controles de seguridad, estos se han convertido en potros de tortura para viajeros a los que se les arrebata un simple puré para niños o una botella de agua por superar una absurda medida milimétrica antes de acceder a las puertas de embarque. La misma botella que, no obstante, se puede adquirir detrás del telón de acero. El romanticismo de viajar de antaño se ha esfumado por la actitud paranoica y cuasi hostil de un personal de tierra incapaz. Mera apariencia de seguridad, aleatoria, que en infinidad de ocasiones invade la privacidad del viajero al que se somete a cacheos absurdos. Situación que choca de frente con la lenidad en seguridad de trenes y barcos.

La pesadumbre de volar coincide en el tiempo con la proliferación de la oferta aérea y de viajeros con más recursos. La irrupción de mayor competencia con precios más accesibles conlleva una especie de democratización de los cielos. Apertura comercial (bienvenida) que abarató los viajes, pero que supuso un detrimento de la calidad del servicio. El coste oculto de la liberalización.

Compartir el artículo

stats