La antigua entrada al barrio de Tamaraceite necesita una intervención paisajística urgente dado el rastro que ha dejado a su paso la Circunvalación. El histórico enclave de la Ermita de San Antonio Abad ha quedado incomunicado y rodeado de tierras abandonadas; las columnas de la autovía muestran la estética más dura del hormigón; a un lado se acumulan restos de edificaciones aumentadas con chabolas: ausencia de una repoblación forestal que embellezca la presa... Así, a grandes trazos, ha quedado la antigua entrada a Tamaraceite, antes vía general para alcanzar la carretera de Teror y de Arucas. Y todo a un paso de una nueva área de expansión comercial. Todo será esperar y esperar.