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Análisis

El resurgir de la ultraderecha

La irrupción de Vox en el Parlamento andaluz es solo el último tanto que se apunta el euroescepticismo a su favor en términos continentales. El próximo 26 de mayo se celebran elecciones europeas, y este grupo, con mayoría de partidos de ultraderecha, se frota las manos ante el que puede ser el mejor resultado de la historia, a pesar del Brexit.

Las últimas encuestas del Eurobarómetro (sondeos de opinión del Parlamento Europeo hechos por la propia UE) muestran el crecimiento en intención de voto para las europeas de los partidos de ultraderecha: la Lega Norte de Matteo Salvini obtendría el 32,5% en Italia; el Frente Nacional lidera los sondeos en Francia, con un 20,7%; Alternativa para Alemania obtendría un 14,5%, Amanecer Dorado agrupa al 8,7% de los electores griegos... y en España, Vox se llevaría el 7,1% del respaldo popular. A ellos se une el Partido de la Libertad holandés del ultra Geert Wilders o la ultraderecha austríaca. Por su parte, el partido de Viktor Orban en Hungría lidera con claridad estas encuestas, aunque está pendiente de decidir si deja el grupo pro-europeo del Partido Popular.

En el parlamento nacional español no se sienta, a día de hoy, ningún diputado que pertenezca a un partido de la ultraderecha y durante años el país llevó a gala no tenerlo. Muchos pensaban que España era inmune al fenómeno populista que recorre Europa debido al recuerdo del régimen del general Francisco Franco. Pero los resultados en las elecciones autonómicas en Andalucía, una de las regiones de España más azotadas por el paro y gran receptora de inmigrantes extranjeros, podrían cambiar el rumbo de las cosas, según algunos analistas.La ultraderecha viene consolidándose por toda Europa desde hace ya una década y tomó impulso definitivo con la ola de inmigrantes de los últimos tres o cuatro años. Los partidos de este extremo del espectro político ya se habían establecido en todo el norte europeo, incluida la socialdemócrata Escandinavia, y en la zona de los ex países de la órbita soviética. En Italia la xenófoba Liga del Norte no sólo está ahora en el gobierno sino que viene acrecentando su poder desde hace mucho tiempo.

Pensábamos que España quedaba fuera de este resurgir ultraderechista, pero entonces apareció Vox. Vox fue creado a fines de 2013 por un grupo de desencantados del PP y el gobierno de Mariano Rajoy. Su líder es desde entonces Santiago Abascal, un ex diputado vasco, que cuando se presentó por primera vez a elecciones bajo el paraguas de Vox en 2016 consiguió apenas el 0,2% de los votos. Los fracasos electorales y las crisis internas hicieron desaparecer al nuevo partido dos veces. Pero, como el Ave Fenix, resurgió de las cenizas y se abroqueló en el sur de España para crecer desde allí. Muchos ciudadanos conservadores que venían siendo golpeados por el feminismo que tuvo una concentración extraordinaria en todo el país el 8 de marzo pasado, el matrimonio igualitario, las leyes a favor del aborto y contra la violencia de género encontraron en Vox la alternativa política que no obtenían en ninguno de los otros partidos que se decían de derecha. También encontraron allí el refugio contra los políticos y la política establecida a los que ven como ?elitistas alejados de la gente común?. El mismo sentimiento que llevó a Trump a la Casa Blanca y que desató el brexit.

La inexistencia de la extrema derecha, a nivel institucional, es una particularidad del sistema político español. Pero no siempre fue así. Nada más aprobarse la Constitución, en las elecciones generales del 1 de marzo de 1979, la candidatura de Unidad Nacional, liderada por Blas Piñar, recibió 378.000 votos, logrando un escaño. Muchos más votos que los sacados por el PNV, que obtuvo siete escaños, y más del doble de los sufragios recibidos por Herri Batasuna, que logró tres diputados.

¿Se volverá a sentar la extrema derecha en el Parlamento Español? Esta puede ser la pregunta del millón. Es indudable que en nuestro país se dan las circunstancias para que se reproduzca la situación que se está dando en Europa. La extrema derecha crece cuando la derecha no responde a las necesidades del electorado conservador. De momento VOX ha llegado para quedarse. El futuro de Vox está ligada al curso que siga la crisis catalana. Si se rebaja la tensión y se alcanza alguna forma de acuerdo, Vox se quedará sin el principal argumento. Si la locura del ?procés? ahonda en el disparate, Vox tendrá cada vez mayor predicamento. Si en otros países europeos, la inmigración despierta un reflejo defensivo que propicia el voto a la extrema derecha, en nuestro país, el cuestionamiento de la unidad de España es el gran argumento para buscar amparo más allá del PP.

Juan Antonio Bernabeu Pérez.

Economista y sociólogo

Juan Antonio Bernabeu Pérez. Economista y sociólogo

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