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Javier Durán

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Javier Durán

El Cabildo contra Saker

E l Cabildo ha hecho una pesquisa para identificar las firmas de los autores de los 861 grafitis que decoran o ensucian, depende de cómo se mire, las abigarradas estructuras hormigonadas de las autovías del Sur y del Norte. El más productivo de los grafiteros es Saker, le siguen Ceser, S, Diem, Phoes y Owar, pseudónimos de los que conforman por tanto la célula clandestina a la que se enfrenta la iniciativa para la recuperación paisajística de Gran Canaria. Un obstáculo creativo o no que no deja de ser el chocolate del loro dado el estado en que se ha quedado la Isla tras décadas de desarrollismo viario, con un resultado dantesco para los cultivos agrícolas, los márgenes rurales de las grandes autovías, los residuos dejados atrás por las constructoras, el punto y final a un verdadero patrimonio histórico de la cultura del agua, la incomunicación de barrios, el aislamiento de núcleos de habitantes, la permisión con las vallas publicitarias (y en campaña más), la colmatación comercial con procesos especulativos del suelo amparados por las instituciones... Toda una hecatombe que hace de los grafitis una nimiedad, sobre todo porque este crecimiento en infraestructuras (y el que viene) no es mejor que la modalidad de pintura que práctican Saker y compañía. El exceso de cemento debe ir unido a la recuperación paisajística, de manera que no se puede aprobar y adjudicar un proyecto multimillonario sin exigir a la empresa ganadora el consiguiente plan para corregir el impacto ambiental. ¿Dónde están los corredores verdes para aminorar el ruido? ¿Dónde están los sistemas constructivos para camuflar esas enormes columnas que mantienen los puentes? ¿Dónde están las restauraciones de montañas que han sufrido una importante mordida para la apertura de un túnel? No se trata, ni mucho menos, de defender a los grafiteros y a sus expeditivas fórmulas para dejar sus marcas en los lugares más visibles, algunas, por no decir todas, de baja calidad artística y con la aspiración de emular al archifamoso Bansky. La proliferación de esos manipuladores del aerosol no deja de ser una consecuencia más del grado de abandono paisajístico en que está sumida la zona de la Isla afectada por los nuevos planes viarios, cuyo deterioro y depreciación ambiental no sólo estimula la utilización descontrolada del grafiti, sino también la acumulación de escombros, electrodomésticos y todos los enseres que el ciudadano vándalo decide no llevar a un punto verde. La recuperación paisajística se hará cada vez más cuesta arriba mientras no sea visible por los habitantes, a los que hay que concienciar a través de acciones que les provoquen la satisfacción de vivir en una isla cuidada, y por tanto el deseo de contribuir a no acabar poco a poco con ella.

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