La Provincia - Diario de Las Palmas

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TROPEZONES

Breverías 59

La realidad es tozudamente inalterable, o como se dice ahora "la realidad es la que es".

Entonces ¿por qué se empeñan los políticos en modelarla y disfrazarla para llevarla a su molino?

Hemingway aconsejaba que lo que uno escribiera lo fuera según el principio del iceberg, o sea que relatara la reducida parte emergente, pero que el lector valorara que los conocimientos del autor abarcaban también las siete partes sumergidas invisibles.

Estoy muy de acuerdo a la vista de tantos artículos en la prensa actual: en algunos se percata uno de que la parte superior no tiene ninguna base oculta, y que se trata de un tema con muy poca sustancia. Existe un dicho sueco muy ilustrativo de tal situación: "hacer una sopa con un clavo".

Pero quizá igual de molesto, y mucho más engorroso, sea leer un artículo sin hilo conductor, donde el objetivo parece ser únicamente el de acumular datos y propuestas, y la mitad sin venir a cuento, para mayor gloria del autor y sus exhaustivos conocimientos, a todas luces recién recopilados de la wikipedia de turno.

Y ya metidos en temas de comunicación, ¿hasta dónde va a llegar la actual tendencia de podar la riqueza de matices que nos ofrece un vocabulario como el castellano, sustituyéndolo por palabras comodines de confuso e indeterminado significado, como "guay", "chungo", "rollo" o similares?

Pongamos por ejemplo el siguiente intercambio:

-Fulanito estuvo guay en el rollo de la tele de anoche.

-Pues a mí me pareció bastante chungo.

Cuando lo que hubiesen querido expresar realmente es:

-Fulanito estuvo convincente en el debate de la tele de anoche.

-Pues a mí me pareció bastante sesgado.

¿Verdad que no es lo mismo?

Leyendo el póstumo libro de Stephen Hawking sobre las grandes preguntas de la vida, percibo que cada vez más la interpretación de los misterios de nuestra existencia y del universo han cambiado de protagonistas. En el pasado era la Iglesia la intermediaria entre el poder divino y el pueblo. Con el férreo control de los espíritus, mediante herramientas privativas de su condición, como el dominio del latín o la magnificencia de sus catedrales, se convertía en valedora, a la par que intérprete privilegiada, de la creación y su origen divino.

Hoy día parecen ser los científicos los que han tomado el relevo, para desvelarnos la génesis de nuestro cosmos. Incluso algunos, como el propio Hawking, prescindiendo de una intervención divina, llegan a aventurar, con sus malabarismos de agujeros negros y ondas gravitacionales, que "aunque todavía no entendemos todos los mecanismos de los orígenes del universo, estamos ya muy cerca".

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