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sol y sombra

La estrategia del pentito

El exjefe de los Mossos activó la bomba que guardaba contra sus superiores tras confesar en el Supremo que tenía un plan para detener a Puigdemont y a su Gobierno después de haber advertido sobre las graves consecuencias de la consulta en Cataluña. El hecho de desmarcarse ahora del proyecto secesionista cuando antes no movió apenas un dedo por contrarrestarlo supone, además del intento desesperado por sobrevivir a la sedición, altas dosis de cinismo, pero deja a los independentistas a los pies de los caballos. De ellos fue la responsabilidad de los desórdenes públicos. Todo esto ya lo sabíamos, pero no por el major Trapero que ha resurgido de la omertá para convertirse en el pentito del sálvese quien pueda, la estrategia a la que se agarran los imputados que no han tenido la oportunidad de fugarse como Puigdemont y compañía.

Ún poli es un poli, y Trapero tenía previsto un plan para detener a los golpistas en el caso de que lo ordenase un juez. Es lógico. El delegado del Estado en Cataluña, es decir el presidente de la Generalitat, se había embarcado con otros dirigentes en una rebelión desde las propias instituciones para subvertir la legalidad y separarse de España. Un supuesto delito de alta traición que en otros tiempos menos garantistas, no demasiado lejanos, aquí y en cualquier lugar del planeta tierra, democracia o dictadura, hubiera acarreado penas de fusilamiento. Afortunadamente eso ya no se produce, pero no se trata de una broma.

La gravedad de los delitos que se imputan ha dejado al procés sin héroes. No es de extrañar que Trapero quiera traspasar las responsabilidades que no le corresponden. Otros decidieron no asumirlas dándose a la fuga.

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