Sergio Chejfec es un maestro en imaginar vidas que no se rijan solo por lo manifiesto. No parece entonces extraño que los protagonistas de su obra suelan moverse a tientas en fragmentos inestables de un mundo que se supone indeterminado y aleatorio. Así ocurre también en su último libro, 5, recién publicado en una hermosa edición por Jekill & Jill. Contiene dos textos de ficción literaria diferentes entre sí, aunque ambos guardan relación con las vivencias que le aportó a Sergio Chejfec su estancia como invitado en una residencia de escritores durante ocho semanas.

La residencia está situada en una pequeña ciudad marítima que se presenta abstracta y fantasmal ante sus ojos, tal vez bastante parecida a como el escritor recién llegado a la residencia experimenta la noche. Se asoma por primera vez al balcón y la oscuridad carente de acción, ruidos y colores diurnos le resulta más legible que la claridad del día. Porque no conoce todavía el entorno, la mirada se anticipa a construirlo.

Sergio Chejfec parece referirse en 5 a la naturaleza hipotética y huidiza de un mundo imposible de ser abarcado como unidad, en cuyos escenarios suceden acontecimientos que se vinculan antes a un espacio que a una cadena temporal. De ahí el significativo lugar que ocupa en su libro la descripción del entorno perceptible, a través de la que se narran las experiencias y sus modificaciones. Las circunstancias son, pues, decisivas. Crean realidades y verdades. También por eso, quizá, los protagonistas de 5 dicen y a continuación se desdicen, así como son capaces de mantener dos ideas contrarias a la vez sin que se contradigan, cuestión que Sergio Chejfec logra con maestría. Un motivo que se añade a mi admiración de su obra.