Empecé a jugar a League of Legends animado por mis compañeros de clase en el instituto, de esto hace ya unos cuatro años. No soy un jugador de alto nivel, pero he apretado teclas y el clic derecho del ratón el suficiente número de veces como para considerar que el LOL forma parte de mi vida diaria. En la Universidad del Atlántico Medio, donde estudio actualmente el Grado en Cine, esta afición ha tomado otra dimensión desde el día en que me comunicaron que querían formar un equipo de eSports para participar en la Liga University eSports. Fue ilusionante ver que, de la noche a la mañana, una actividad a la que le dedicaba tiempo y esfuerzo por mi cuenta de repente tuviera apoyo tanto de una organización a nivel nacional, como es la Liga Universitaria, como del centro en el que estudio.

Asimismo, fui nombrado capitán del equipo y "abanderado" de la Universidad, un cargo creado por la Liga para que nosotros, los estudiantes, tuviéramos la responsabilidad de gestionar el equipo ejerciendo de enlace entre Liga y Universidad. En mi caso, he de decir que tener este puesto no significa que sea mejor que mis otros cuatro compañeros de equipo, ni me hace sentir que soy diferente de ellos. En todo caso, si hubiera que señalar algunas diferencias, estas tienen que ver con un plus de responsabilidad, como la labor de animarlos a esforzarse, de mantener la unidad del equipo y de hablar por ellos cuando toca dirigirse a los equipos rivales.

Y ahora que he tenido la oportunidad de vivir este eSport desde el punto de vista competitivo, ¿qué ha supuesto este cambio con respecto a la manera que tenía de jugar antes? Antes que nada, tenemos que matizar que la modalidad habitual de juego en League of Legends es de cinco contra cinco. Imaginando que jugamos con un amigo, esto significa que en la mayor parte de las partidas no tienes ni idea de quién es el 60% de tu equipo, lo cual se complica si encima juegas solo. Por lo tanto, a pesar de haber empleado numerosas horas jugando junto a desconocidos, no he tenido experiencia previa en lo que se refiere a "juego en equipo" con compañeros habituales. Es precisamente este detalle, el de pasar de ser un usuario aislado que no tiene ningún compromiso a ser el midlaner de los Tigers Atlántico Medio (que es como se llama el equipo de nuestra Universidad), lo que cambia totalmente la manera de ver el juego.

Que cinco personas se junten para jugar no significa que sean un equipo. De hecho, he coincidido muchas veces con amigos para jugar los cinco en red, pero ni siquiera en esas circunstancias podría decir que fuésemos un equipo como lo estoy experimentando ahora. Como ocurre en otros deportes, ser un equipo se basa en muchas otras cuestiones como puede ser el compromiso adquirido al formar parte de un conjunto, establecer una serie de normas, seguir un horario o gestionar los liderazgos y características personales de los jugadores. En este sentido, el que sea un videojuego ofrece muchas herramientas para poder aprender en este sentido. El propio juego permite hacer análisis después de una partida viendo la repetición guardada, numerosas aplicaciones te ofrecen estadísticas de tu modo de juego y, por supuesto, no existen impedimentos físicos, como la necesidad de tener a tu disposición un pabellón deportivo con el material necesario. Es, por decirlo de alguna manera, una forma mucho más abierta de que cualquier persona viva sin obstáculos la sensación de competir en un entorno profesional.

Otro aspecto positivo que ha tenido pertenecer a los Tigers Atlántico Medio es el de haber podido conocer a gente de mi entorno con la que en otras circunstancias no habría coincidido. Es exactamente esto lo que me ha ocurrido con mis compañeros de equipo. Son algunas ideas que en ningún caso responden a la imagen que se puede tener desde fuera, de que los videojuegos son un tema antisocial y de que jugar tras una pantalla implica el fomento de una serie de actitudes retraídas. Todo lo contrario, ya que crea unas bases muy buenas que sirven de excusa para ayudar a que se dé una interacción social. Por ejemplo, jugar en el equipo ha ayudado a que fuera del terreno competitivo hablemos más entre nosotros y compartamos muchos momentos.

Esto me sirve para destacar que los eSports no son tan diferentes de los deportes convencionales. Como persona amante del deporte y que lo ha practicado desde pequeño, puedo ver muchas similitudes entre sí. En cualquier equipo hay un entrenador y tienes que ir al entrenamiento, idear una estrategia y crear sinergia con tus compañeros para mejorar la comunicación durante el partido o simplemente practicar, ya sea tirando faltas al borde del área o nuestra bolea de derecha. En los deportes electrónicos es lo mismo, el repetir una serie de mecánicas, en este caso usando la Q, W, E, R del teclado, para dominar nuestra herramienta de juego; practicar una serie de estrategias o "jugadas ensayadas"; ver a profesionales jugando para entender determinadas jugadas, etc.

Tampoco es difícil encontrar ventajas al combinar la práctica de ambas formas de practicar deporte (electrónico y convencional). El haber gastado nuestro exceso de energía, ya sea en el gimnasio o echando unas canastas, produce un efecto muy positivo en nuestro juego frente al ordenador y llega a aumentar nuestra concentración. De aquí que en los clubes profesionales de eSports, el ejercicio físico sea algo habitual en el plan de trabajo. Además, lo que tiene de sedentario el sentarse delante del ordenador se compensa o más bien contrasta con el aspecto que considero más complicado de la disciplina: la fortaleza mental. En muchas partidas no gana el mejor, sino el que menos se viene abajo cuando la partida va mal, o el que sabe aprovechar mejor sus fortalezas y es capaz de guiar con ellas al resto del equipo. Por tanto, este aspecto es algo en lo que realmente hay que trabajar, porque puede marcar la diferencia entre ganar y perder.

Pensando en los deportes electrónicos como en cualquier otra competición deportiva en el ámbito universitario, no cabe duda de que tienen muchas cuestiones positivas que aportar. Sé que no somos los únicos en apostar por ello, así que, en definitiva, como capitán del equipo y como persona, espero que poco a poco seamos más los que damos un paso adelante por este curioso mundo de los eSports y, por qué no, aspirar algún día al título de campeones.

Luis Swinney Socorro. Alumno del Grado en Cine de la Universidad del

Atlántico Medio y capitán de los Tigers