La Provincia - Diario de Las Palmas

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en voz alta

¿Qué podría salir mal?

Recién separado, dos hijos. Coincidimos de fiesta, y prácticamente no se sostenía en pie. Aquello de beber para olvidar. Quedamos una vez. Y luego otra. Después, muchas más. ¿Qué podría salir mal? En el Reino Unido, hay más de cien personas en cuarentena tras volver de Mongolia en el mismo avión que una pareja que ha muerto de peste bubónica. Les pareció buena idea cocinar una marmota y comérsela. Por eso de probar cosas nuevas. Innovación culinaria de alto riesgo. ¿Qué podría salir mal? La protagonista del primero de los ejemplos es una servidora. Casi nadie se libra de que sus deseos o sus creencias deformen la realidad a sus ojos. Por eso, somos capaces de ignorar las más razonadas advertencias o evidentes señales de alarma que nos indican que no va a salir bien. Que no puede salir bien.

La cuestión es el precio que estamos dispuestos a pagar por hacer caso omiso a esa lucecita roja que se enciende cuando sospechamos que no estamos haciendo lo que deberíamos. Tarde o temprano, la realidad acaba imponiéndose. Si no lo ha hecho, lo hará. Y eso es, precisamente, lo que les ocurrió a muchos el pasado 28 de abril. Que se cayeron del guindo. Alguien pensó en el PP y Ciudadanos que era buena idea salir con Vox en la foto de Colón, aunque fuera para pedir la dimisión de Pedro Sánchez. De la misma forma que a Pablo Iglesias le sigue pareciendo chachi acudir a los debates con la camisa arremangada a pesar de haberse comprado un chalé de 600.000 pepinos. Como si a estas alturas pudiera ya engañar a nadie. ¿Qué podría salir mal?

Los populares perdieron muchos votantes por la derecha con lo ocurrido en Cataluña -allí ya les pasó con Ciudadanos-. Porque rara vez es buena estrategia política pegar una patada hacia adelante a un problema, esperando que se solucione por sí solo, como hacen los malos equipos de fútbol. Y eso es lo que ha hecho el Estado en Cataluña. Unos electores difícilmente recuperables por ahora. Ya lo harán cuando Vox se harte de decir sandeces en las instituciones. Como todos los demás. Alguno pensó que lo mejor era escorarse a la derecha para intentar frenar la fuga, dejando huérfano el centro político. ¿Qué podría salir mal? Y Rivera, con la misma táctica. Sólo que el fracaso del PP es más evidente por el batacazo en escaños y votos. Pero la formación naranja tenía un enorme potencial sólo unos meses atrás. Y eso también ha saltado por la borda.

Lo mismo le ocurrió al PSOE con Podemos. Perdió la confianza de quienes no les consideraban verdaderamente de izquierdas. Y ha recuperado el voto con la moderación. Bueno, eso y la purga estalinista en la formación morada. El chalé puede que tenga algo que ver con que el currante de Vallecas ya no se sienta tan bien representado. Con el cabreo, puede que incluso votara a Abascal, como el ya famoso señor del pladur. Con esos ingredientes, ya tenemos el pastel. En el que -prácticamente- la única opción de quienes querían evitar que Vox se sentara en el Consejo de Ministros era Pedro Sánchez. Queda una semana para las próximas elecciones; lo único que se les ocurre es intentar convencernos de que todo era mentirijilla. Y, en una maravillosa metáfora, poner a coordinar la campaña a quien diseñó un metro inundable. Yo, por si acaso, ya estoy comprando palomitas. ¿Qué podría salir mal?

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