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Zigurat

De cobardes es seguir a Trump

La retirada de la fragata española que participaba de una misión de paz y de efemérides, la circunnavegación del globo en memoria de los hombres de Elcano y Magallanes, ha provocado en un sector de la derecha española un rechazo frontal y absurdo: la han llamado cobardía. En este caso la semántica se las trae. Y el significado político está más que claro.

¿Cómo es posible que sigamos al emperador que tiene abiertos más frentes de guerra fría y en ebullición que sus antecesores? ¿Cómo es posible que se esté enfrentado a medio mundo, en Latinoamérica, en Rusia, en Europa con la OTAN, en África, en Corea o en China y Oriente Medio y Lejano, y que le riamos la gracia?

En la historia reciente de EE UU de América no ha habido un solo presidente que no haya emprendido una guerra o la haya sostenido. Y este dato podemos empujarlo hacia atrás hasta finales del XIX cuando se metieron en África, cosa que es poco sabida. (Por no mentar Cuba o Filipinas)

El verdadero pueblo elegido son los EE UU y por ello se han otorgado el derecho a andar por el mundo como si fuera tierra de nadie y de imponer su política, siempre acorde a sus intereses. Por donde quiera que vayan van dejando fuego e incertidumbre, ya sea abriendo embajada en Jerusalén o amenazando a Europa con consecuencias si se atreven a formar un ejército común, federal, para los europeos.

Hay asuntos, decisiones, actos que no se entienden sin mirar al pasado para saber por qué está ocurriendo esto ahora, cuando parecía que los seres humanos habían optado por la vía del diálogo para resolver los múltiples problemas que se cuecen en todos los continentes con millones de seres desplazados, hambrientos y en harapos.

¿Cómo es posible que se le llame cobarde a un gobierno que, con la sensatez como norma, abandona una formación que se dirige a zona de combate, acompañando a un poderoso arsenal andante listo para despacharlo en la guerra que ellos mismos van a provocar?

No. De cobardes es bombardear ciudades y pueblos dejándolo en ruinas; de cobardes es el trato denigrante que todavía sufren los afroamericanos; de cobardes es el desprecio de los inmigrantes que huyen del hambre, la peor violencia que se puede ejercer contra el ser humano. De cobardes es proteger a Israel y su misión de tierra quemada y asfixia en Gaza. De cobardes es amedrentar a medio mundo con aranceles injustos que pagarán como siempre los consumidores y trabajadores. De cobardes es el tétrico juego que se traen con la compra de votos y de estrategia con Rusia, en Venezuela o Siria. Y es de cobardes porque en sus propias filas políticas se avergüenzan de sus actos y muchos congresistas se han desmarcado de sus vesánicos planteamientos.

Cobardía no es meterse en una guerra a la que no te llaman y disparar sin atenerse a los daños colaterales. Cobardía no es alejarse de la locura, replegarse y prepararse para la paz, allí donde se necesiten interlocutores; cobardía no es rescatar gente de alta mar o proteger a los pesqueros y sus tripulaciones.

¿Quieren un ejército en pie de guerra? ¿Quieren que lleguen ataúdes con hombres y mujeres muertas por causas injustas? ¿Quieren que el mundo árabe siga con esa concepción del mundo como campo del demonio al que hay que combatir como sea, con el terror, con el mismo terror que provocan otros en sus regiones? ¿Quieren seguir arrasando el planeta de seres vivos?

Esta vez se han retratado bien hasta con los zapatos limpios y deberían decirlo con la boca llena para saber ya de una vez a qué nos enfrentamos en nuestra propia casa.

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