La violencia de género se ha llevado a 1.000 mujeres a la tumba en 13 años. La víctima más joven se llamaba Alba, tenía 14 años y la mató su novio en Lleida. Esta lacra deja también 250 huérfanos, como un joven de Redondela. Su madre murió quemada y él rescató sus poemas del fuego. Por otro lado, 30 niños han sido asesinados por sus padres como venganza, como el caso de José Bretón. Aunque ha habido avances indudables, de hecho de las 1.000 ninguna de las asesinadas había denunciado a su agresor por miedo. Pero el sistema de protección falla a veces, demasiadas veces. De las 1.000 mujeres asesinadas 209 habían pedido ayuda pero el asesino siempre es más rápido con un arma entre sus manos y frente a una mujer aterrada. 1.000 cadáveres con faldas que recuerdan que hay que seguir trabajando porque no existe mayor eficacia en ese terreno que la información, la formación y el apoyo a las mujeres maltratadas y a las que están en el bombo, esas que aún ni saben que lo son.

999 y ella, Ana Orantes, cuyo testimonio cambió la visión de la violencia machista en España, lo que le costó la vida. Con su testimonio Ana realizó la mejor campaña sobre la violencia. Hace ya más de 20 años que su exmarido acabó con ella en respuesta a su atrevimiento de contar su vida de maltrato en televisión. Ana Orantes fue asesinada por su ex marido el 17 de diciembre de 1997, 13 días después de denunciar en televisión 40 años de maltratos. La ató a una silla y la roció con gasolina; luego le pegó fuego. Todavía duele ver a Ana sentada en el plató contando con valentía, sin ahorrar un solo dato sobre la crueldad y la saña que empleó el machote para acabar con ella. Hace 22 años Ana abrió una puerta por la que se colaron muchas mujeres.