Como quien no quiere la cosa -es decir, queriéndola mucho- Casimiro Curbelo confirmó ayer a los periodistas que la Agrupación Socialista Gomera asumirá la Consejería de Turismo en el Gobierno autonómico que presidirá Ángel Víctor Torres, aunque precisó enseguida que eso es una preferencia, y no una decisión definitiva. ¿Y por qué prefiere Curbelo la Consejería de Turismo? Bien, eso no lo explicitó. Tampoco se sabe nada sobre si con Turismo -como ocurre a veces con las cajas de bombones- vendrá algo más, como Industria, Energía o Lo Que Sea Que Desee el Bienamado. Uno recuerda expresar a Curbelo "serias dudas" sobre la tasa turística que tan ardientemente anhela Román Rodríguez, pero sobre la cual jamás ha presentado un estudio económico digno de tal nombre. Sin embargo, si de algo es capaz el líder de la ASG es de dilatar los asuntos indefinidamente; no sería de extrañar que todavía estuviera estudiando alguna solicitud administrativa de Beatriz de Bobadilla.

En 2013 según un informe de Exceltur- se recaudaron gracias a la actividad turística unos 1.524 millones de euros anuales en impuestos y, en cambio, se destinaron menos de 20 a promoción y una cantidad aún menor a renovar o rehabilitar infraestructuras. ¿Lo recaudado por la tasa turística tendrá un carácter finalista? ¿Y cómo se articulará normativamente? Nadie sabe, nadie contesta, y menos que nadie, el propio Curbelo. La tasa romanesca se enviará a una comisión parlamentaria el próximo otoño y comenzará a deslizarse de aquí a la eternidad en sucesivos debates, propuestas, postergaciones y matizaciones.

Lo más interesante, sin embargo, es que Curbelo haya anunciado que no formará parte del Gobierno, contra lo que ha insistido la rumorología pactista y pactatera en las últimas semanas. Nunca se me antojó verosímil que fuera a perder el control directo en la gestión del Cabildo de La Gomera, su auténtico fortín político-electoral y el instrumento básico que articula, mantiene y blinda su poder patriarcal y su influencia ilimitada en la Isla. Podría dejar un delegado plenipotenciario, pero supondría un riesgo elevado. El ojo del amo engorda la urna. En La Gomera, en puridad, nunca ha gobernado el socialismo, sino el curbelismo, y es imprescindible la actividad personal del líder inmiscuyéndose en el día a día de sus vecinos para obrar milagros. Efectivamente, para comandar la Consejería de Turismo puede seleccionarse a muchos militantes de ASG. Incluso a un más o menos técnico más o menos independiente. Pero Casimiro Curbelo es insustituible al frente del Cabildo, en especial desde la lógica del propio Casimiro Curbelo. Quizás se pensó un par de días como flamante consejero y dejando atrás las infinitas demandas, paciencias, mediaciones y componendas que impone la política isleña. Pero regresó a la realidad de inmediato porque comprende demasiado bien que no puede ni quiere liberarse a sí mismo.

Casimiro Curbelo no se va a jubilar en el Gobierno de Canarias, como auguraban los más ilusos o peor ilusionados. Porque si opta por estar en el Cabildo es para poder seguir en el Cabildo dentro de cuatro años. Por supuesto eso no significa ausencia en la política regional ni perder un ápice de su semidivina inevitabilidad en el Gobierno de Torres. Dice que se va para La Gomera, pero no lo crean. Pero no lo crean.