La Provincia - Diario de Las Palmas

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OPINIÓN

Cuerpos desnudos

Hace pocos días acudí a una frutería, ya saben, en verano somos hábito saludable que rinde culto a lo fresco, y perfuma la mesa con aromas de melón. Mientras esperaba mi turno, estaba abarrotada de gentío, escuché la conversación de dos señoras muy aquejadas. En España hablamos muy alto, y claro, sin querer hacemos partícipe a todo el mundo. Por lo visto habían estado de vacaciones en Almería, con sus respectivos esposos, y le estaban contando a otra señora lo que les había pasado. Aunque la conversación fuera muy seria a mí se me saltaba la risa... Habían estado en una playa nudista, y estaban hablando de sus reacciones al ver "semejantes cosas". Con la seguridad que da la queja, una de ellas dijo que la playa parecía un ejército "todos con el fusil a punto".

Es curioso, toleramos mejor el desnudo en el arte que en nuestra vida diaria. En realidad creo que lo que nos turba es el inefable saludo que nuestra moral le hace el prejuicio. A veces, deberíamos hablar el lenguaje del arte, el mismo que es fuerza expresiva y emocional. Debajo de una ropa enlutada no siempre está la legitimidad religiosa; en ocasiones la hipocresía se cuela entre las bragas. El concepto desnudez, evidentemente, se desmorona si lo lanzamos contra el vicio, ya saben que en ocasiones (la mayoría) es suposición entusiasta que no llega a nada.

A la vista de la conversación de las señoras de la frutería, pienso que la emotividad no es igual para todos. Hay personas que acumulan indignación al ver un desnudo en una playa y otros están dispuestos a emular al David de Miguel Ángel. ¿Saben? El mayor escándalo no es la desnudez y sus proporciones; lo sorprendente es alarmarse con las costumbres ajenas y criticarlas. La exa-geración es una expre-sión artificiosa, que insiste demasiado, para aproximarse a nosotros y no siempre viene con buenos fines.

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