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Ni contigo ni sin ti

Siguen los contactos entre el presidente en funciones y los grupos parlamentarios más afines, o como dicen en el PSOE los socios preferentes. Podemos, después de consultar a sus bases, ha dicho que no al proyecto que le presentó Pedro Sánchez con la inclusión de algún ministro o ministra en el gobierno de corte independiente y de acreditada solvencia intelectual. Por ahora no ha podido ser. Pablo Iglesias quiere una vicepresidencia o ministerios donde puedan llevar a cabo lo que llaman políticas sociales, que es también lo que reclama Pedro Sánchez para los cuatro años venideros, justicia y equidad.

El mapa electoral salido de la última consulta, si bien las fuerzas progresistas se llevaron las mayorías, no está siendo nada fácil en cuanto a formar gobierno y algunos apuran hasta el postrer suspiro antes de verse abocados a las minorías gobernantes acuciadas por la oposición.

De otro lado, la derecha, la extrema, la liberal, la centrista, la populista, no se pone de acuerdo ni en lo que deben estar de acuerdo sin saberlo, cuestiones como la unidad de España, el adoctrinamiento en las aulas, la eutanasia, la cuestión de género, las políticas feministas, el desalojo de los independentistas de uno y otro cariz, así sean vascos o catalanes. Cierto es que hay que prestar mucha atención cuando hablan, porque a veces no sabemos si oímos a Vox o al PP. Y Ciudadanos que no aparece, que no quiere aparecer en ninguna fotografía con los más cercanos a su programa político, pero que pactan y hablan y van de bares hasta que llega el momento de la verdad: la firma con cámaras de los acuerdos de gobernabilidad que tienen apalabrados.

En otras nacionalidades del estado se ha llegado a acuerdos más sensatos, que por lo menos representan a un mayor sector de la población que votó, caso último el del Gobierno canario, que se ha conformado no se sabe con cuánta inversión en la isla de La Gomera.

El presidente en funciones parece que tiene una prisa enorme por ser investido para poder dejar el mes de julio como presidente electo, antes de vacaciones, que en agosto cierran hasta las ideas, y le pasa la pelota a los otros partidos, a los que culpa de no querer un gobierno del PSOE y a los que les pide la abstensión como compromiso de Estado. No se fían ni Rivera ni Casado. A cada dos minutos le recuerdan lo que pasa en Navarra y otros responden con Murcia y Madrid, y así siguen hasta que alguien se canse, porque nosotros ya estamos cansados, y se convoquen elecciones de nuevo para septiembre.

Convocar elecciones sería lo peor, pues si no tenemos políticos a la altura de las circunstancias es mejor que se dediquen a otros menesteres y muchos de nosotros ya no estamos para ir de corralito en corralito hasta que se pongan de acuerdo. Venir de una historia dictatorial a una transición que se cerró de aquella manera -algunos dicen que de la mejor posible- atada de pies y manos por militares, Iglesia y restos del naufragio, y pasar luego a un bipartidismo que duró otros 40 años nos ha puesto en una situación difícil por la poca costumbre de ver a unos políticos que no se ponen de acuerdo para favorecer a la mayoría que es quien les da la confianza. Cuando hay que hacer política de estado donde hay tantas cuestiones hirientes sobre la mesa: violencia de género, terrorismo islamista, presos políticos, secesionismo, paro en aumento, cero inversiones en investigación científica, inmigración, paro juvenil alarmante, muerte digna..., cuando todo esto no pesa para sentarse y hablar, es que no nos merecen. En estos meses pasados se ha visto en Europa como unos partidos cedían para formar gobierno, como es el caso de Alemania o en Italia, donde la costumbre es que no haya gobierno que agote toda la legislatura o que este lo conformen cinco o seis partidos distintos pero que en asuntos de estado parecen ponerse de acuerdo.

Viene un verano más caliente de lo habitual dice la meteorología, y viene un verano de canícula que dice la política, si de aquí a unas pocas semanas que quedan para el primer intento de investidura no se alcanza alguna alianza, aunque pase por la abstensión y sin contar con los independentistas, la urnas esperan, pero esta vez no sé muy bien a quién.

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