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Rubén Reja

REFLEXIÓN

Rubén Reja

Ecotasa adulterada

El runrún de la ecotasa en Canarias planea de nuevo sobre el sector turístico. El impuesto por llegada de turistas reaparece con intensidad y dará de qué hablar durante los próximos meses con el estreno del bisoño Ejecutivo regional. Unos perciben este tributo en forma de nubes amenazantes para el sector, que frenaría las reservas. Otros agentes, lo defienden como justiprecio, que deberá soportar el visitante por el uso, disfrute y desgaste de la madre tierra. Tomando como ejemplo la aplicación de la ecotasa en diferentes destinos, su entrada en vigor no ha supuesto una caída en picado de la ocupación. Este impuesto, que no es nuevo y coexiste en muchos rincones del planeta, no ha originado la quiebra absoluta. El pago por estancia, del que debe estar exento el residente canario y el turista que visite más de una isla, tendría como objetivo primordial compensar el desgaste que provocan los turistas que cada año eligen las Islas como lugar de vacaciones. Son muchos los extranjeros que con una elevadísima concienciación medio ambiental, a años luz que la que existe en Canarias, no verían desproporcionado asumir el tributo. Esta tasa debe ir dirigida a paliar los posibles impactos de la 'pisada' del turista en el Archipiélago y como tal habría que transmitirlo en origen de aprobarse. Algo que recordaba el catedrático de Política Económica de la Universidad de Barcelona Antón Costas esta misma semana en este periódico. Las Islas por desgracia no solo van por detrás en señales horarias sino en proteger lo suyo. Cobrar un euro sólo por llegada no sería del todo descabellado, pero con concierto y vigilancia. Muy lejos de los dos euros por persona y día de estancia que cobran, por ejemplo, en Portugal, o los cinco euros por noche que impone Alemania, país que más turistas envía a Canarias. Otros casos llamativos son los nueve euros que recauda Japón (en este caso para sufragar las Olimpiadas) o los diez euros que toca pagar en Venecia. A estos les sigue una larga lista de países como Noruega, Suiza, Suecia, Austria o Colombia entre muchos otros. La tasa, por tanto, debe focalizarse, siempre de forma inmaculada, al mantenimiento, desarrollo y difusión del destino bajo el prisma del cuidado al medio ambiente. Ojo, que una futurible aprobación de la ecotasa pasa inexorablemente por una acertada y rigurosa utilización de estos ingresos, alejado de los lacerantes mangoneos de la administración. Habrá que especificar muy claro quién y de qué forma se gestiona la tasa. El control exhaustivo de esta inyección monetaria sería prioritario para así evitar desvíos indeseables y crear una ecotasa adulterada.

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