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Análisis

Liberalismo conservador

El liberalismo es la doctrina que defiende las libertades individuales. En el plano económico comprende la defensa del libre mercado, el derecho a la propiedad bien definido, el estado limitado, bajos impuestos, regulaciones escasas y simples y que el Estado solo intervenga en aquellos aspectos que no pueda hacer el sector privado, como la defensa, seguridad, justicia y la provisión de determinadas infraestructuras y bienes públicos. En el plano político, la libertad de expresión, reunión, de prensa, de elección, división de poderes, estado de derecho. El conservadurismo es la doctrina que exalta los valores e instituciones tradicionales, como son la defensa de la vida, la dignidad humana y la institución familiar tradicional por constituir el mejor entorno cultural, moral y de enseñanza a los descendientes en las virtudes de la frugalidad, laboriosidad, el ahorro, el respeto a la autoridad y ancianos, el cumplimiento de la ley y responsabilizarse por los propios actos. Es lo que antes se llamaba "familias formales", que instaban a los hijos a "aprovechar el tiempo". Se confunde conservadurismo con reacción e involución. Eso es un error. El conservadurismo quiere evolución y no va contra la modernidad. Lo que el conservadurismo no quiere es revolución. Pienso que hay que tener más en cuenta los aspectos éticos en experimentos que llevan a cabo los autodenominados "progresistas" en temas de familia y ciencias de la vida (medicina y biología, fundamentalmente). Cuando se habla de liberalismo conservador siempre se piensa que es una contradicción, que una de las dos palabras sobra. Porque liberalismo es hoy, para muchos, relativismo moral, individualismo, culto a la libertad como un fin en sí mismo, progresismo social y cultural, desprecio arrogante de toda institución tradicional como represiva y oscurantista. Creo que el libre mercado y la libertad no se sostienen sin una cultura moral que alimente las virtudes y valores de los que depende su existencia, porque no se puede exaltar una libertad absoluta e indefinida a expensas del orden. La libertad política y económica es una conquista frágil, que hay que alimentar constantemente, ya que está amenazada por la permisividad moral libertina (la libertad degenera en libertinaje) y el intervencionismo socialdemócrata. Opino que el liberalismo clásico era un liberalismo conservador porque se basaba en el cristianismo y la ley natural. Sus máximos exponentes fueron John Locke (1632-1704), Adam Smith (1723-1790), Montesquieu (1689-1755), Tocqueville (1805-1859) y Bastiat (1801-1850), entre otros. Pero, ¿existe el liberalismo conservador? Yo entiendo que sí. Estimo que Estados Unidos es el país liberal-conservador por antonomasia: los principios de los padres fundadores son una equilibrada síntesis de liberalismo, cristianismo y buen gobierno republicano. El liberalismo conservador quedó en cierto modo incorporado al ADN norteamericano. Otro ejemplo es el gobierno de Margaret Thatcher en Reino Unido desde 1979 a 1990. Cogió un país en quiebra después de diversos gobiernos laboristas, lleno de empresas públicas deficitarias, enorme desequilibrio fiscal, baja productividad y población desanimada. Aplicó una política liberal en lo económico y una enseñanza de calidad basada en el esfuerzo, el mérito y valores cristianos. Después de muchas luchas contra los sindicatos e intereses creados dejó un país próspero. Hegemonía cultural es el dominio sobre los valores y creencias. Lo llevan a cabo unas élites a través de los medios de comunicación de masas. Tengo claro que lo que se proponen ahora es acabar con el concepto de familia tradicional, los valores cristianos y crear una nueva sociedad supuestamente igualitaria, vigilada por el Estado, con todo tipo de regulaciones que afectan a nuestra vida privada. Hay que evitar esto, pero no buscando imponer una moral, sino exponiendo nuestras razones, las de los liberales y liberal-conservadores, en las mismas condiciones que dispone la "progresía", pero sin que nadie reciba dinero público, para que cada uno elija, que es, en definitiva, lo que es la libertad.

Clemente Fernández. Economista

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