Dan Nepstad, gran experto en la Amazonia y miembro del Panel del Cambio Climático de la ONU, aviva el fuego de la polémica al afirmar que mucha información publicada durante el verano sobre la plaga de incendios en el pulmón del planeta es "basura". ¿Cómo justifica esa posición tan impopular? Según él, los fuegos han crecido un 7% y afectan sobre todo a matorrales secos y las quemas de árboles por grupos que buscan la recalificación del suelo para uso ganadero. De paso, advierte en una entrevista en la revista Forbes que las acusaciones contra el volcánico presidente Jair Bolsonaro -lideradas por el dirigente francés Macron- conducirán a Brasil a una posición aún más radicalizada.
Mientras el mundo del espectáculo ha salido en tromba a llamar la atención sobre el drama ecológico (subiendo a la red fotos que en algunos casos eran antiguas o de lugares muy alejados de la Amazonia), Nepstad da una versión que corrige algunos puntos de lo que llama "anticapitalismo romántico": "El Amazonas produce una gran cantidad de oxígeno, pero también lo hacen las granjas de soja y los pastos". "No sabemos si hay más incendios forestales este año que en años anteriores, lo que me dice que probablemente no los haya", afirma Nepstad en unas declaraciones recogidas por Libertad Digital. Matiza que "Bolsonaro ha dicho algunas tonterías y ninguna de ellas es excusable, pero también hay un gran consenso contra el fuego accidental y tenemos que aprovechar eso".
"Imagine que le dicen (según el Código Forestal federal) que solo puede usar la mitad de su tierra y luego le dicen que solo puede usar el 20%", expone. "Hubo una promesa que luego cambió y los agricultores están frustrados. Son personas a las que les encanta cazar, pescar y estar en tierra y deberían ser aliados, pero los perdimos", concluye. "Hubo un Fondo del Amazonas creado en 2010 con mil millones de dólares de los gobiernos de Noruega y Alemania, pero ninguno de ellos llegó a los agricultores grandes y medianos", añade.
Nepstad reclama más comprensión: "Puede que Macron gane apoyos en Francia con su discurso medioambiental, pero en Brasil hay verdadera indignación con sus palabras. Cuando arde California, la solidaridad internacional es total. Cuando arde Brasil, se desata una campaña de señalamiento y acusaciones contra el país, contra su gobierno... Si toda esta atención nos llevase a algo bueno, quizá serviría para algo. Pero lo único que está pasando es que el gobierno de Bolsonaro se está viendo obligado a reaccionar de forma precipitada y radicalizada".
La agricultura es el 25% del PIB brasileño, un sector clave que ha impedido la debacle económica. El crecimiento de sectores como el del cultivo de la soja ha permitido que la economía local haya aumentado, que la desigualdad haya bajado y que la conservación medioambiental mejore. "Si queremos cuidar el Amazonas, hay que cuidar también al sector agrícola. En vez de lanzarnos contra ellos, tenemos que aliarnos con ellos", aconseja Nepstad, quien en la página del Earth Innovation Institute afirma que "para abordar verdaderamente la situación, lo que se necesita es una estrategia sistémica a largo plazo para la prevención, que esté conectada a un plan de desarrollo regional más amplio".
La mayor amenaza para la selva, apunta, "es el desplazamiento a gran escala de vegetación de matorral impulsada por eventos de sequía extrema cada vez más frecuentes, así como los incendios forestales asociados". Con años de precipitación normal, la selva amazónica se extiende "como un cortafuegos gigante". Los incendios provocados por terratenientes "generalmente se extinguen cuando llegan al suelo de los bosques vecinos, donde la húmeda capa de hojas y ramas en la profunda sombra del bosque no arde fácilmente. Pero esa misma resistencia al fuego del bosque se pierde durante años de sequía severa, cuando la capa de combustible del bosque se seca".
