Muchos analistas han puesto la reciente caída de Thomas Cook como ejemplo de lo que le puede pasar a Canarias si no sabe adaptarse a lo que piden ahora los turistas. Sin embargo, yo creo que, si nos preocupamos tan sólo de lo que piden los turistas, y no entendemos que las Islas viven del turismo, que no es exactamente lo mismo que de los turistas, vamos de proa al marisco. Para que Canarias tenga futuro en el turismo, ¿basta con renovarse y atender las demandas del mercado? Desde la perspectiva de la economía clásica la realidad social está formada por un conjunto atomizado de individuos, que se relacionan entre sí básicamente en pie de igualdad a través del mercado. Sin embargo, los sociólogos tendemos a contemplar la realidad social como un patchwork de diferentes grupos sociales, con acceso diferente a los recursos y cuyos intereses son en algunos casos coincidentes, en otros complementarios y en otros directamente contrapuestos. La geografía, la historia, y algo que está íntimamente ligada a ésta, el desigual reparto del poder, cuentan a la hora de entender la realidad social.
¿Quiénes son nuestros clientes? En Canarias, en el modelo turístico tradicional, cualquier director de un establecimiento alojativo tenía claro que sus clientes eran los turoperadores, los turistas eran clientes de éstos. Y si bien sabía que, por lo general, los intereses de turistas y turoperadores en la mayoría de los casos eran coincidentes o complementarios, en algunos casos eran contrapuestos. En ese modelo, como quien transportaba a los turistas desde sus casas hasta el establecimiento alojativo era el turoperador, el interés del establecimiento alojativo y de los intermediarios era, en muchos casos, coincidentes. Aunque puedan desaparecer los turoperadores como tales, tenemos que entender que, debido a nuestra ubicación en el mapa, hay quien parece no haberse enterado de que desde que termina el continente europeo hay que recorrer más de 1.000 kilómetros hasta Canarias; para que los turistas lleguen a las Islas es necesario contar con las compañías de transporte aéreo. Canarias vive del turismo, y no de los turistas. Porque lo que es crucial para el principal sector de nuestra economía no es que los turistas estén satisfechos. Sino que estén satisfechos quienes organizan los vuelos, lo suficiente al menos como para desear seguir transportando turistas a Canarias. Se trata de dos conjuntos de intereses que en parte son complementarios y/o coincidentes. Si los turistas se lo pasan bien en Canarias, mejor que en otros sitios, puede que estén dispuestos a pagar más por venir al Archipiélago que a otro lugar. Y si eso es así, como los que organizan los vuelos pueden cobrar más a unos turistas que estén dispuestos a pagar por venir a Canarias, seguirán decidiendo dedicar aviones a Canarias, en vez de a otros destinos. Ahora bien, si los turistas están satisfechos con venir a Canarias, y quienes organizan los vuelos no, los turistas no tendrán medio de llegar a Canarias. No lo olvidemos, Canarias vive del turismo, no de los turistas. Los motivos por los que una determinada compañía decide adoptar una política u otra son complejos y variados, pero en la sociedad actual, que ha sido calificada a menudo de 'sociedad financiarizada', tienen que ver a menudo con estrategias para maximizar el interés de los accionistas, que no siempre pasan por maximizar el interés de los clientes.
En los últimos tiempos no se paran de escuchar opiniones acerca de que lo que tiene que hacer el sector turístico canario es satisfacer lo que piden los turistas. A mí eso me preocupa, porque implica que no hemos entendido quiénes son nuestros clientes. Nuestros clientes no son exactamente los turistas: en el modelo tradicional lo eran los touroperadores, y en el futuro lo será cualquiera que sea el actor del sector turístico que, en el futuro, pueda garantizar un flujo constante e importante de turistas hacia Canarias. No lo olvidemos. Canarias vive del turismo, no de los turistas. Y no, no es exactamente lo mismo.
Manuel Ángel Santana Turégano. Profesor de Sociología de la ULL
