La Provincia - Diario de Las Palmas

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Javier Durán

RESETEANDO

Javier Durán

Mantener la calma

De un plumazo las pantallas de televisión se han convertido, de la mañana a la noche, en una llama permanente que sale de las calles de Barcelona, donde un cóctel de independentistas violentos y de jóvenes ansiosos de emociones fuertes tratan de desbordar la calma. La contención parece ser el mejor aliado para evitar que esta guerrilla urbana a la que Torra echa vaselina ponga en peligro la democracia española. Frenar una subida de adrenalina contra los comandos secesionistas podría ser la garantía para no alcanzar un clímax que se lleve por delante vidas de un bando y de otro. El Estado constitucional tiene en sus manos la herramienta del desgaste, asediar al núcleo duro jornada tras jornada hasta segarles la iniciativa. Tiene dos bazas a favor: los violentos no han tomado posesión de ninguna institución, pese a intentarlo con la Delegación del Gobierno, por lo que se puede decir que la acción no ha obtenido fruto práctico alguno -la finalidad revolucionaria- más allá del destrozo, ya de por sí importante, de bienes materiales. El otro punto de apoyo del Estado se encuentra en la decreciente simpatía que cosecha un movimiento cuyo ensañamiento empieza a esparcir el miedo, tanto entre los independentistas no violentos como entre los no adscritos a la corriente. Sin esta complicidad y con los daños multimillonarios a bienes privados y públicos, los reclamantes de la liberación de los condenados por el Supremo poco van a poder hacer. Claro, pero ejercer la debilitación es cuestión de tiempo, algo que no sabemos si están dispuestos a admitir los que exigen la aplicación de medidas excepcionales, una intervención de la autonomía o la misma detención del sátrapa de Torra. Mantener la calma, por tanto, es un as en la manga o lo mejor para no estropear la partida.

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