La conjura contra América, de Philip Roth, es una de las grandes novelas del siglo XX, pero también una distopía sobre el crecimiento del antisemitismo en los Estados Unidos tras perder las elecciones Roosevelt y ganarlas el republicano Lindbergh, as de la aviación y filonazi. El famoso libro, una ficción no deseable, se me ha caído del estante al ver al fascista Abascal (y basta ya de eufemismos) desmontando pedazo a pedazo la España democrática y arengando, de paso, contra los inmigrantes que nos chupan el presupuesto de la sanidad pública. En el libro de Roth, el padre de familia, o sea, su padre, es tomado por un chiflado paranoico cuando trata de explicar cuál va a ser el resultado de las conversaciones de Lindbergh con Hitler y la repercusión que van a tener en la vida de los judíos americanos. Entre ellos, la creación de un programa de colonias con una organización similar al gueto, aunque adaptado a los años 50. Los peores augurios del padre de Philip se cumplieron y un KKK antisemita empezó a encender hogueras con victimas. Volvamos a Vox: lo que hace unos meses no dejaba de ser un engendro que no llegaría a nada, ya está en el Congreso, autonomías y ayuntamientos manejando presupuestos y presionando al PP y Cs, sus socios, para crear leyes en las que laten la xenofobia y el sexismo, entre otras virtudes fascistas. Pero si he querido apuntar a La conjura contra América es por el estado de pasotismo de los demás líderes frente a la formación de Abascal, al que aún no consideran una amenaza para los derechos (y no sólo para las elecciones del 10-N) pese a que algunos sondeos convierten a Vox en la tercera fuerza política. La candidata Ana Oramas tiene razón al considerar ?increíble? que los demócratas no cortasen de raíz en el debate de la Academia las afirmaciones racistas de este caudillo cada vez más trufado. Por desgracia, esto no es una distopía, sino una realidad, por lo que sólo nos cabe la alternativa de pensar qué va a ser de nosotros si el fascismo español pasa a ser decisivo para la formación de un gobierno de derechas. Yo se lo digo:?el exilio.
