La Provincia - Diario de Las Palmas

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EL CALLEJÓN DEL GATO

En España, el que resiste, gana

Mi padre me contaba que su compañero de pupitre en el colegio El Pilar de Madrid, Camilo José Cela, le decía hace ya muchos años que, en España, el que resiste, gana. Años después con motivo de la entrega del premio Príncipe de Asturias al indómito escritor, volvería a repetirla pero añadiría lo siguiente: "¡Ay dulce y cara España, madrastra de tus hijos verdaderos y con piedad extraña piadosa madre y huésped de extranjeros!"

Las diferentes reuniones, encuentros o desencuentros entre partidos, se están caracterizando precisamente por aquello de que el que resiste gana. Los mal llamados unionistas, y digo mal llamados porque no sé qué quieren que unan y, por otro los nacionalistas / independentistas; los unos tienen el limite que les impone la Constitución y los otros, por ende, la liquidación de la misma por dejación del pueblo español que no atina con la fórmula de poner las cosas en su sitio.

Hablando en román paladino, la clave va a estar en que puede dar el PSOE sin salirse del guion de la legalidad para que ERC pueda llegar a Cataluña sin que la corran a gorrazos. Por otro lado, los independentistas tienen puestos los ojos en las próximas elecciones autonómicas que por lo que parece están a la vuelta de la esquina.

Torra esta de los nervios viendo que los de Esquerra se pueden llevar el gato al agua y de esta forma perder la jugada clásica de "cuanto peor mejor" que hace mantener el fuego sagrado de los CDR en las calles. Ante este panorama a más de uno se le va a oír el llanto y crujir de dientes acordándose de la oportunidad perdida por Ciudadanos de haber posibilitado un gobierno de coalición con 180 diputados entre ellos y el PSOE.

Parece premonitorio que el presidente de la mesa de edad, diputado de provincias, tenga un aspecto valleinclanesco que nos lleve a pensar que la legislatura que ahora comienza vaya a ser un esperpento al más puro estilo del "callejon del gato" de Valle.

"La miseria del pueblo español, la gran miseria moral, está en su chabacana sensibilidad ante los enigmas de la vida y la muerte". Ramón María del Valle-Inclán.

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