El primero fue Gustavo Matos. El presidente del Parlamento se plantó como un naranjo en flor en la Conferencia de Madrid sobre el Cambio Climático para luego salir y proclamar urbi et orbi que nuestros padres se pusieron como objetivo ir a la Luna, mientras que nuestro propósito central debe ser salvar la Tierra. Yo no recuerdo que nuestros padres colaboraran más o menos activamente en el proyecto Apolo pero, bueno, supongo que habría gente para todo, y quizás Paco el Tabobo, además de arreglar tubos de escape en su taller de la esquina, le enviaba cálculos gravitacionales a Wernher von Braun en el pico de las palomas buchonas de su cuñado. A lo mejor. Por desgracia el Tabobomurió y el taller cerró hace ya bastantes años, por lo que no podremos contar con su talento sutil para salvar el globo terráqueo. Por supuesto también asistió el consejero de Transición Ecológica, José Antonio Valbuena, al frente de una delegación que ejecutó una intensa agenda de charlas, debates, encuentros y café, mira que cosa el café, con agentes públicos y privados.

Es muy curioso que en Canarias reuniones como las celebradas en Madrid no se celebren en las Islas periódicamente. En realidad, la gran mayoría de quienes asistieron a esas charlas, debates y encuentros fueron isleños e instituciones isleñas. Por supuesto que el objetivo prioritario de la cumbre son las relaciones políticas entre Estados para poner en marcha y acelerar los compromisos suscritos en el Acuerdo de París y no otra cosa. También se incorporó el presidente del Gobierno autónomo, Ángel Víctor Torres, para declarar a las cámaras que Canarias estaba dispuesta a abrazar su destino como laboratorio en la lucha contra la crisis climática, que es, poco más o menos, como no decir absolutamente nada concreto en un lugar hipertrofiado de significados. Una nada nadeante, oportunista y autorreferencial. Y ahora se suma a la cumbia de la cumbre la alcaldesa de Santa Cruz, Patricia Hernández, responsable pública obsesionada por la imagen, y las redes sociales -las principales herramientas que ha utilizado a lo largo de su carrera política- que no podía desaprovechar la oportunidad para rentabilizar un par de horas la plataforma propagandística que supone la Conferencia de Madrid.

La Conferencia es como una enorme ballena varada en la playa de la impotencia colectiva y todos los que pueden desfilan para hacerse la foto junto al bicho moribundo, con el gesto ceñudo o con la mejor de las sonrisas. Se desconoce si el ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, en los últimos tres meses, ha diseñado algún programa medioambiental, alguna acción consensuada de ahorro energético, algún proyecto de descontaminación terrestre o marina. Por el momento, y salvo error u omisión, lo que a cualquiera le viene a la memoria es la ampliación del alumbrado navideño o la continuación de vertidos en el litoral chicharrero sin ningún problema, dificultad o reacción por parte del gobierno municipal que preside la señora Hernández. La alcaldesa, sin embargo, sí podrá presumir de que su equipo sabe mantener a Santa Cruz incontaminada de cualquier idea original, cualquier dinamismo económico, cualquier ambición cultural. Mark Twain dijo una vez que, llegado a sus últimos años, le gustaría vivir en Manchester, porque "la transición entre Manchester y la muerte sería imperceptible". Pero optó por Manchester porque no conoció Santa Cruz de Tenerife.