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Javier Durán

Reseteando

Javier Durán

1985, Josefina de la Torre

Josefina de la Torre, elevada a protagonista del Día de las Letras Canarias 2020, acarició con la punta de los dedos la suerte de la vida, sin llegar a amasarla. Hace unos meses el fotógrafo Bernardo Pérez publicaba una colección de imágenes del Rastro de Madrid, año 1985, entre las que estaba una donde la autora, acompañada de dos amigas, exhibía su pobreza digna, que no miseria, en un puesto, que, en cierta manera, venía a ser un retrato de su momento vital. Envueltas en una atmósfera de pundonor, las tres vendedoras tenían sobre la mesa los restos de un naufragio, donde adornos, cristalerías, camafeos, relojes de mesa, cuberterías ampulosas, estuches, pastilleros, espejos, porcelanas y figuras quedaban expuestos para armar un relato sobre la decadencia. La misma sensación la tuve más de tres décadas atrás, cuando pasé por delante de su puesto dominguero y me quedé congelado ante el extraño bodegón que formaban. No sabía que la mujer de elegancia interior que tenía delante era Josefina de la Torre, afectada todavía por el espeso anonimato que con la democracia cayó sobre los artistas y escritores que habían trabajado en la España franquista, también implacable con su hermano Claudio de la Torre, escritor y cineasta. Mucho antes de que fuese recuperada para Las Sinsombrero, había sido dada por muerta entre las tinieblas del fin de la dictadura y el comienzo de la Transición, aunque su voz asomaba -la misma que doblaba a Marlene Dietrich para la Paramount- de vez en cuando en algún que otro Estudio 1 de TVE. Su rehabilitación llevó a más de un periodista a acercarse a su casa del Manzanares para hablar con una testigo de la Residencia de Estudiantes, que había estado con Lorca, Buñuel o Dalí. Asombraba el cuidado que ponía en no malgastar la electricidad, siempre en su tono vital de pobreza equilibrada, sumida en una penumbra de mujer poeta sorprendida por aquel agasajo que le llegaba en la edad de la pérgolas y con los candelabros encendidos. Igual que con el contraste claroscuro entre su foto en el Rastro y el confeti del vibrante Día de las Letras canarias 2020.

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