La Provincia - Diario de Las Palmas

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LA SUERTE DE BESAR

Grandes cambios

Los resultados de la Cumbre del Clima no han sido los esperados. Los expertos hablan de acuerdos ridículos y de escaqueo de las potencias responsables de esta nube tóxica que nos envuelve. Ante estas conclusiones desmoralizadoras, a las personitas de carne y hueso sólo nos queda echarnos a llorar y meter la cabeza bajo tierra. Hay algo en la crisis climática que recuerda a la económica. Es esa sensación de que viene una gran ola y que poco o nada podemos hacer los ciudadanos de a pie para lidiar con ella, porque solo "los grandes" tienen la capacidad para gestionar la hecatombe. O quizás no debamos subestimar el poder de muchas individualidades remando hacia el mismo lado, aunque, eso sí, necesitamos que nos echen un cable.

Empezaría por dejar de criticar a quienes hacen algo. Los niños hablan de Greta Thunberg y no la censuran, como hacemos los adultos. Un chaval la describió como una adolescente que les defiende de quienes no hacen nada por mejorar el mundo. A bote pronto, la descripción es más constructiva que la que circula por redes. Y es que somos criticones porque sí. Sacamos a relucir su rictus inexpresivo, la posible manipulación de los padres o si viaja en primera clase, pero apenas valoramos su capacidad para concienciar y para movilizar a los jóvenes. Despellejando a los demás no llegaremos lejos.

Los expertos dicen que hay que repensar varios modelos. Entre ellos, el de transporte y el eléctrico. Si hay que dejar el coche en casa, además de la buena voluntad será necesario que las instituciones le pongan cabeza al asunto. Hasta que no haya una red de transporte que permita a la gente llegar al trabajo o a recoger a sus hijos sin dejarse medio día en el intento, continuaremos fracasando. El carril bici, sí. El carril bici a medio metro de coches que van a 50 km por hora, no. Porque no queremos dejarnos la vida en la carretera. Si las energías renovables son una garantía de futuro, ¿a qué esperamos para difundir, incentivar su uso y facilitar su instalación? Si dicen los expertos que los cruceros son altamente contaminantes, ¿por qué no les hacemos caso? Entre el beneficio inmediato y el de medio y largo plazo, ¿con cuál deberíamos quedarnos? El siglo pasado cazábamos cangrejos en las rocas. Éste, plásticos. Nos hemos convertido en adictos al renting y cambiamos el coche cada cinco años, la lavadora cada tres y el lavavajillas en cuanto nos hacen una oferta de pago aplazado. Hay que renovar el armario cada temporada y nos encanta vivir en pueblos y ciudades franquiciadas. Amazon es nuestro rey mago favorito y el comercio local una entelequia. Los productos ecológicos, las camisetas de algodón orgánico o las legumbres a granel no son asequibles para todos los sueldos; si tuviera que eliminar los botes de detergente o de champú no sabría por dónde empezar y si somos clientes de supermercados aptos para todos los bolsillos, será imposible llevarnos la fruta o la verdura sin plásticos o bandejas de poliestireno.

No hay tiempo para más pantomima. Las cumbres intergubernamentales fallan, nosotros no. Cambiaremos los comportamientos y cambiarán los resultados, pero si hay que modificar normas, favorecer usos de transporte, tipos de consumo o penalizar ciertos hábitos, las administraciones son responsables y los cambios grandes.

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