Los jóvenes son el futuro. La Gran Recesión dejó unos menores de 35 años cuyos hogares viven con un 23% menos de renta que las familias de esa edad hace 11 años. Los jóvenes viven con unas rentas reales salidas de un pasado que se va haciendo lejano en un presente económico mucho más caro que el de entonces, con algunos precios como llegados del futuro.
Hay un desajuste temporal: un hogar joven de 2020 tiene que vivir con una renta de 2008 y sólo puede hacerlo manejando dos conceptos que tienen que ver con el tiempo: lo precario, aquello que es de poca estabilidad o duración y también insuficiente y lo provisional, que se hace o se tiene temporalmente.
En términos de tiempo, los hogares menores de 35 años viven en una fisura temporal, en la que jóvenes de la segunda década del siglo XXI tienen que sobrevivir con rentas de la primera o, si eres lo que tienes, jóvenes de la primera década del siglo XXI tienen que vivir en la segunda. Eso es así en términos de tiempo.
En términos de espacio, el equivalente es una frontera, una fisura política hecha en un territorio que causa que un francés medio viva mejor que un español medio y éste, mejor que un marroquí medio. Puede ser una frontera interior. En España no paran de crecer, pero no las reconocemos porque no tienen muros reales.
Hay una España de los jóvenes a la que la precariedad se le ha hecho duradera y la provisionalidad, fija. Puede que se esté colmando esa España de los jóvenes como se fue desocupando la España vacía. Lo cierto y seguro temporal es la juventud, que pasa en unos años. Muchos de esos hogares jóvenes serán sólo hogares pobres cuando pierdan la juventud.
Los pobres son el futuro.
