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Rubén Reja

reflexión

Rubén Reja

Paciencia

Arranca el año y esto implica marcar en rojo en la agenda un listado de propósitos ineludible. Hay quienes se reenganchan a la tiranía del gym. Hay quienes perjuran que dejarán el fumeque y hay quien hace borrón y cuenta nueva y promete ser mejor persona. Por encima de estas loables intenciones, existe un propósito generalista de vital importancia: la paciencia. Esa calma para combatir la espera y sobre llevar la fatiga prevalece ante todo. Ojo, no confundir la paciencia con la resignación ni el sometimiento, sino que hablamos del noble arte de abrazarse a la serenidad y al autocontrol, que tanto hacen falta en estos tiempos. Hasta el bueno del papa Francisco perdió hace unos días los papeles ante el incesante agarrón de una enfervorecida feligresa y demostró que es demasiado humano. Le faltó temple y menos ira al representante de Dios en la Tierra, que brindó un pésimo ejemplo ante las omnipresentes cámaras. La misma calma que les hace falta a todos los españoles cuando contemplan impávidos cómo, en una travestida investidura, el pírrico 8 por ciento de los votos nacionalistas acaba siendo decisivo en el devenir de la gobernabilidad de España, aunque le importe un comino a más de uno.

El sangrante coste asumido por Pedro Sánchez para agarrarse al poder con un Gobierno falaz, precario y totalmente maniatado se traducirá en un agravamiento del progreso, la estabilidad y la convivencia. Así que paciencia porque el apoyo ficticio de los filoetarras y separatistas a Sánchez es meramente instrumental y colmado de veneno. La capacidad del Ejecutivo para impulsar grandes reformas será más que limitada y llegar a acuerdos efectistas será la excepción.

Paciencia también si vemos cómo la letanía de las listas de espera se cobra la salud de miles de personas; si dan ganas de comerse el volante al soportar eternos atascos o si todo sube sin remisión porque ya se sabe: año nuevo precios altos. Paciencia con la familia, compañeros y amigos. Y respecto a los tan necesarios inversores, pedirles que en el caso de Canarias aguanten un poco más si cabe el tipo porque el "vuelva usted mañana" de la burocracia y el lacerante bloqueo de miles de millones de euros en proyectos no puede ser sine die. Cuanto mayor es la dificultad mayor será la gloria, que decía Cicerón. Nada de resignarse y doblegarnos ante la adversidad. Paciencia y salud en este año de empate numérico.

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