Aprovechando la reciente actualidad del Foro Económico Internacional 2020, que tuvo lugar durante la semana del 21 al 24 de enero en la ciudad suiza de Davos, plantearé desde este segundo artículo la importante relevancia que tiene la visión del foro con el presente desarrollo de los eGames y eSports. Y es que, en ese mismo foro, su fundador, el profesor Schwab, planteó en el año 2016 la tesis sobre el devenir de un nuevo escenario y los retos producidos por la implementación del uso de las nuevas tecnologías y la trascendencia que ello ha planteado a la humanidad.

Tal como Schwab ha expuesto en su tesis de la cuarta revolución industrial, esta se presenta como un reto para las personas, su cultura y sus instituciones. De entre todos los escenarios disruptivos que abarca la industria 4.0, destaca la transformación digital y cómo optimizar los procesos y funciones en la proyección de los esquemas analógicos a la dimensión digital. Y tanto el juego como el deporte no son elementos ajenos a este nuevo escenario tecnológico.

Los nuevos planteamientos del actual escenario global de transformación digital se presentan como oscilantes y se mantienen inestablemente en continua evolución. Esta situación está generando un marco de innovación, cuyos atributos aún son inciertos dentro de un conjunto de elementos diversos, con plurales modos y distintas interpretaciones posibles. En este novedoso contexto, la incertidumbre, la confusión y las dudas son la normalidad en cuanto a los nuevos conceptos y sus características, las tipologías, los procesos y las funciones seleccionadas para su implementación. Todo ello es lo que engloba y caracteriza el entorno VICA (VUCA, en su versión original y en lengua inglesa).

En otro orden de cosas, si tuviera que generar una opinión sobre la actualidad de los eGames y eSports, la plantearía como parte de este nuevo y actual escenario tecnológico generado por la transformación digital. Se erigiría desde la revolución industrial 4.0 y propondría la reflexión sobre nuevas visiones, conceptos, procesos y funciones, atendiendo a los nuevos escenarios y actores. Así mismo entendería que la negación, el rechazo y la ofuscación de quienes no son capaces de aceptar todavía la realidad de los nuevos usos y costumbres digitales, en el ámbito de los juegos y el Deporte, es natural. Por un lado, este comportamiento no es nuevo, como así ya ocurría, por ejemplo, con el ludismo en anteriores revoluciones industriales. Por otro lado, la presente situación de contradicción es tan natural como lo son los propios procesos mentales básicos de las personas, que generamos al enfrentarnos ante aquellas situaciones que nos llevan a la confrontación de hechos diferentes a los constituidos en nuestra zona de confort, de aquello que entendemos por lo normal.

La negación de los eSports y eGames es simplemente un reflejo de los límites analógicos a la evolución de la práctica y usos del deporte y juegos en el ámbito digital. En estos momentos la educación y la formación se hacen más que nunca necesarias como espacios y procesos facilitadores del fenómeno de digitalización (que se expresa allende las aulas y que se dictan por nuevas reglas, modos e intereses), y muy probablemente, como parte de los procesos de optimización, tanto en el uso del ocio responsable por parte de la ciudadanía, como el de la implementación de una industria responsable y ética, especializada en el sector.

Queda claro que este nuevo fenómeno, tanto en el ámbito digital de los juegos como en el deporte, tiene una especial y específica necesidad de regulación, organizada a través de una norma estatal que facilite los procesos a las autonomías. Y por qué no, que sean también las propias comunidades autónomas desde sus competencias las que faciliten los modelos a tener en cuenta por el legislador estatal.

Abordar los eGames y eSports como parte de la transición digital de la sociedad española en general y canaria en especial se presenta hoy más que nunca como un reto abierto para quienes aceptan la novedad y tienen la valentía de abordar las necesidades y los retos del ecosistema, integrando los objetivos de desarrollo sostenible sobre la base de la Agenda 2030, implementando la formación, la innovación y el emprendimiento, con la ilusión de generar y potenciar la prosperidad socioeconómica real de una nueva etapa histórica ya no sólo nacional, sino de una comunidad global.