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TROPEZONES

"Accidentes laborales"

A raíz de una discusión entre amigos sobre el dispar número de bajas mortales estimado durante la construcción del Valle de los Caídos, me he tomado la molestia de indagar sobre "accidentes laborales" letales en algunas construcciones emblemáticas. Por de pronto, la misma confusión en las cifras parece ser consustancial a todas ellas.

En los trabajos del canal de Suez, entre 1860 y 1870, con obreros mal alimentados, alojados en barracones inmundos, varía la cifra de muertos entre 30.000, la oficial, y 125.000, la de los más directamente afectados, o sea una horquilla muy similar a la que suele regir en el conteo de las manifestaciones políticas en nuestro país.

El canal de Panamá se construyó en dos fases, los primeros 10 años, a partir de 1882 a cargo de los franceses bajo la dirección de Lesseps, el artífice del canal de Suez, durante los que sucumbieron unos 30.000 trabajadores, sobre todo por fiebre amarilla, malaria y otras enfermedades agravadas por unos trabajos en condiciones cuasiartesanas. Cuando los americanos retomaron los trabajos en 1903 utilizaron maquinaria avanzada, terminando el canal 10 años más tarde con un saldo de "tan sólo" 5.600 bajas.

El caso más sangrante de disparidad en los accidentes laborales contabilizados es por supuesto el de la gran muralla china. Como no podía ser de otra manera en una obra que duraría casi 2.000 años, en la que en alguna época llegó a estar implicada más del 70% de la población china. Aquí sí que las condiciones infrahumanas de los trabajadores, unos forzados y otros cumpliendo condenas por distintos delitos, hicieron estragos. Uno de los cálculos de bajas a lo largo de los trabajos las estiman en unos 2 millones. Pero es que otras evaluaciones las elevan a un muerto por cada metro de muralla, o sea más de 10 millones, calculando unos diez mil kilómetros de muralla entre la principal y sus ramificaciones. Y por si fuera poco, ni siquiera se ponen de acuerdo sobre el lugar de entierro de los desdichados. Aunque parece ser que los sepelios se llevaron a cabo en las inmediaciones, versiones más imaginativas aseguran que los cadáveres se enterraron dentro de la propia muralla (sin duda para darle más cuerpo, si me perdonan el chascarrillo). Sea como sea, la muralla hace honor a su fama de mayor cementerio del mundo.

Y acostumbrado a las versiones cinematográficas de las construcciones de las pirámides, protagonizadas por legiones de famélicos esclavos, azotados a modo por sus guardianes, me temía lo peor en mis indagaciones sobre los accidentes laborales de los susodichos.

Pues nada de eso. Según estudios recientes, rigurosos y avalados por las excavaciones en el perímetro de las grandes pirámides de Gizeh, los trabajadores gozaban de buenos sueldos y una envidiable valoración social. Y dicho status se hacía extensivo asimismo al enterramiento, tan vital para el imaginario egipcio. En las tumbas de los trabajadores incluso se han encontrado restos de alimentos y objetos depositados con el finado, para su viaje al más allá.

¿Qué me he saltado la polémica original sobre el Valle de los Caídos?

Descuiden, el tema dará sin duda para una próxima crónica.

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