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Déjanos en Paz, Padilla

Paz Padilla está infravalorada. Parece una cuentachistes a la que la carrera se le fue de las manos y acabó en Salvados protagonizando un mal chiste de Blancanieves y los siete tertulianitos. Parece la encarnación del Principio de Peter, que la llevó a alcanzar su máximo nivel de incompetencia profesional televisiva ante todo el mundo. Sí que lo parece, pero si abrimos la mente descubriremos su valía. El pasado martes lo dejó bien clarito.

En el plató de Sálvame esperaban nada menos que conexión con nada menos que un reportero que iba nada menos que a la consulta de nada menos que un vidente al que va nada menos que uno de los colaboradores del programa -Sálvame es taaan interesante tooodos los días-. Padilla no aguantó más en su papel de morena tonta, se despendoló y en un pispás abrió paso a un nuevo paradigma científico. Contó que en un viaje para grabar Planeta Calleja compró una muñeca vudú, aunque estaba advertida por el gran sabio Jesús Calleja: "No compréis nada de eso que esas cosas no traen nada bueno". Pese a tan precisa y razonada advertencia, se la llevó a casa. Pronto comprobó su error: la muñeca se movía de noche y pasaban "cosas muy extrañas", tanto que se asustó "porque no eran cosas normales". Cosas tan extrañas y poco normales como que cayó por unas escaleras y tuvo un accidente de tráfico. Cualquiera en su lugar hubiera ido al oculista o dejaría de trasnochar, pero no Padilla, que arrostró este desafío vital e intelectual acudiendo a una amiga que tiene una prima vidente, y a Íker Jiménez y Carmen Porter, que tienen sus negocios para anormales dos platós más allá. Siguiendo a tan sabios consejeros, quemó la muñeca, esparció sus cenizas, puso de fondo en el móvil al padre Pío, y ya está.

¿Qué hemos aprendido? Que debemos comprar muñecas vudú y conectarles turbinas para producir gratis electricidad a porrillo cuando se mueven de noche. Gracias a Padilla, mujer infravalorada y cabal, resolveremos el abastecimiento energético mundial. A cambio, tan solo, de ir con más cuidado con las escaleras y los coches.

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