La Provincia - Diario de Las Palmas

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EN VOZ ALTA

Provisionalidad e inseguridad

La pregunta que la lógica obliga a hacerse es si Pedro Sánchez hubiera actuado de la misma forma en Cataluña de haber contado con una mayoría que le hubiera permitido no necesitar el voto o la abstención de ERC. Y la respuesta, aunque todo sea posible con el presidente, no parece que pueda ser afirmativa. De haber logrado una mayoría sólida, hoy el discurso de Sánchez sería más cercano al que mantuvo en la campaña electoral, no hace tanto, es decir, el de la supremacía de la Constitución y la aplicación de la ley como regla indisponible, el de un partido socialdemócrata, no esa especie informe que transita entre Largo Caballero y Zapatero, mal imitador del primero en tiempos poco propicios para las revoluciones.

De igual modo, es necesario preguntarse si, en el mismo caso, hubiera cambiado su posición con el régimen venezolano alterando la política española en el mundo y enfrentado a EE UU y Europa. O, en fin, si de modo indirecto hubiera contribuido a blanquear a ETA pactando normas que la convierten en víctima. Entre otros muchos ejemplos. Y ninguno es falso o exagerado.

En resumen, se puede afirmar que muchas cuestiones centrales, que afectan a la vigencia misma del régimen constitucional, a la solidaridad entre todos los españoles, a la intangibilidad de la división de poderes, son dependientes del apoyo parlamentario de, más que el PSOE, el propio Sánchez. No hay detrás del empacho de diálogo, de las afrentas recibidas, de las humillaciones en muchos casos soportadas, de los cambios de estrategia impuestos y aceptados, de las concesiones en todos los ámbitos, nada ideológico, nada fruto de las aspiraciones de consenso que se pregonan, nada que sea consecuencia de la convicciones a juzgar porque cada mes varían éstas. Todo es simple conveniencia, supeditación del interés general y la convivencia pacífica de una sociedad fracturada, partida en dos, a los intereses de un político que está consiguiendo, además, romper su partido. De ahí que la credibilidad que necesitan los grandes gestos sea nula, pues todo sirve y tiene vida propia, girando en torno a objetivos ajenos a un fin loable. Y de ahí que la sociedad asista sorprendida a un proceso cuyo fin no puede culminar en éxito para todos, pues el beneficio pretendido es particular.

Ya veremos, así las cosas, si una vez aprobados los presupuestos del Estado, todo sigue igual, si los pactos continúan o entramos en una espiral de devolución, una a una, de todas las miserias que está aceptando -lo de Iván Redondo genuflexo ante Torra roza la humillación-,y la cosa acaba por torcerse. No me extrañaría a la vista de los cambios sustanciales en quien, hasta ahora, en los años que lleva encabezando su partido, no ha logrado establecer una línea clara, perceptible por todos y adecuada a un ideario más o menos reconocible. Hoy es socialdemócrata, mañana, revolucionario; hoy es europeísta, mañana, bolivariano. Pero, sí ha dejado algo claro: no perdona, no deja prisioneros y no hay nada que considere superior a sí mismo. De ahí que la posibilidad de venganza sea bastante cierta.

Hablo con mucha gente y mayoritariamente en los últimos tiempos con simpatizantes y votantes socialistas y aprecio en ellos una desazón que tarde o temprano estallará. Es verdad que hay militantes entusiastas con el presente de su partido, ahora dominadores por mor de la disciplina de una organización que explica su mal cuando desoye a González y Guerra y aplaude a Zapatero. Los entusiastas de los partidos son una figura clásica, siempre llamados aduladores, en busca normalmente de algo y que no ven en su líder más que belleza y fuera, podredumbre. Frente a estos "inasequibles al desaliento", muchos dudan de que este gobierno vaya a mantenerse mucho tiempo. Demasiados frentes abiertos y resultados económicos que presagian un futuro oscuro.

Enumerar los adversarios, creados o alimentados, sería imposible en este espacio. Pero, valgan algunos ejemplos. EE UU, los catalanes no secesionistas que parecen no existir en este diálogo selectivo, los agricultores, insultados, la derecha en general, los críticos de su partido, todas las Comunidades Autónomas que se niegan a pagar la fiesta del presidente, el Tribunal Supremo que no acepta sus instrucciones, el Rey, al que desprecia y afrenta si puede etcétera. Los apoyos internacionales son cada vez más escasos, fuera de algunos asesores de la ONU, en manos de la izquierda populista universal constituida en lobby y los países del entorno cubano. No me extrañaría que Sánchez, en otra genialidad, ayudado por Zapatero y para ser líder mundial, haya imaginado encabezar el populismo europeo. A tal fin le ha venido a animar Alston, el relator de la ONU sobre extrema pobreza y derechos humanos, cuyo apoyo al gobierno de coalición con Podemos retrata a la perfección, a la vez que desacredita su informe.

Cuando el PSOE pierde el paso, el país se encamina hacia un camino incierto y hoy, otra vez, el PSOE recupera su cara más estúpida. Solo los más radicales pueden engañarse. Los demás saben que el porvenir está escrito y que por esta senda no se va a ninguna parte.

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