Si hay una flota pesquera fiel al puerto de La Luz es sin lugar a dudas la japonesa, ya que desde la llegada a mediados del siglo pasado de su primera unidad a nuestras aguas, ha permanecido de forma continuada siendo un ejemplo de permanencia.
Una prueba de la vinculación que se ha mantenido a lo largo de estos años, lo tenemos en las frecuentes visitas que nos hacen los embajadores del Japón en Madrid como ocurrió la pasada semana con la permanencia fija en esta capital del cónsul del país naciente dando seriedad a las operaciones que se llevan a cabo en Gran Canaria. En este sentido hay que resaltar el incremento de escalas ya que de 62 atuneros nipones llegados hace seis años, hemos pasado en el último ejercicio a 101 unidades. También el incremento de descargas y cargas de los túnidos al pasar de 4.000 toneladas registradas hace seis años a las 20.000 toneladas que se contabilizaron el pasado.
Parece que fue ayer cuando llegaron los primeros atuneros japoneses en la década de los años 60 del pasado siglo que atracaban por el lado sur del muelle de Santa Catalina abarloados con una limpieza y pulcritud que destacaban a la vista junto a sus tripulaciones y por las descargas de los túnidos ultracongelados que salían de sus bodegas siendo un espectáculo único por la novedad que suponía como avance tecnológico en el mundo. Por ello esta presencia del embajador Hiramatsu trae viejos recuerdos que han sabido solidificarse con el tiempo, como una demostración de la internacionalidad del puerto de Las Palmas.
