Javier Cercas tacha a Galdós de moralista y de estar demasiado presente en su obra, opiniones, entre otras, con las que se despacha como reacción a un artículo donde Almudena Grandes manifiesta su admiración por el escritor. Antonio Muñoz Molina, por su parte, defiende a la autora, y ve un despropósito que el autor de Soldados de Salamina liquide la larga trayectoria del novelista con un par de párrafos. Esta es la secuencia aproximada de una polémica en el diario El País. ¡Viva a Galdós! 100 años después de muerto, aún provoca sarpullido, una urticaria que tiene sus más enmarañados roperos en el poder eclesiástico, los carpetovetónicos de la Academia, la derecha montaraz y los muñidores suecos influenciables del Nobel. Y todo ese boicot solo alimentado por su escritura, porque hablar no hablaba mucho. Junto a esa ranciedad anti, los noventayochistas, que vieron en su éxito un bloqueo a sus aspiraciones. Más que rasgarse las vestiduras contra Javier Cercas, aprovechemos sus cautelas con Galdós (no es Balzac, no es Dickens, dice) para desenmascarar a los que conspiraron políticamente para segarle la hierba. ¿Quiénes mandaron telegramas a Estocolmo para convertirlo en un nobel fallido? O como dice la catedrática Selena Millares, quizás era demasiado exasperante que un canario ofreciese un corpus literario de una España que no había sido contada todavía ( Galdós y la mezquindad, en infoLibre). Despotismo centralista frente a la letra de ultramar que también sufrió en Madrid Rubén Darío, al que el mismo Pío Baroja, martillo antigaldosiano, atribuyó a su condición de "indio" su buena pluma. La existencia en el tiempo de la voluntad de poner a prueba la talla literaria de Galdós, como si se tratase de un simple meritorio, no ha empañado ni un ápice el interés de sus lectores, ni la reedición de su obra, ni tampoco la adaptación de sus textos teatrales. Estoy con Cristina Morales, último Premio Nacional de Narrativa: "Esos escritores a quienes se les acusa de no llegar a la altura canónica son precursores de la literatura vanguardista y del punk, esa corriente que encuentra la vida en la podredumbre. Galdós puede ser el tatarabuelo de Siniestro Total". ¡Que siga la polémica! La arrastramos desde el XIX y se mantiene viva.
