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Fernando Canellada

AZUL ATLÁNTICO

Fernando Canellada

El olor a franquismo

Cuarenta y cinco años después de la muerte de Franco y tras 23 años con gobiernos del PSOE en España, el exsenador socialista Arcadio Díaz Tejera, hoy magistrado del Juzgado de Instrucción número 8 de Las Palmas de Gran Canaria, acaba de oler el franquismo que desprende el centro de internamiento de extranjeros (CIE) de Barranco Seco.

Aunque se respetan los derechos humanos de los migrantes, según Anselmo Pestana, flamante delegado del Gobierno, y se ha mejorado el tema de la alimentación y de los trámites de asilo, el aroma que desprende es a dictadura. Es evidente que Díaz Tejera, un magistrado estimable y meritorio, acredita buen olfato. Como el protagonista de El perfume, de Patrick Suskind, con un sentido hiperdesarrollado que se ha convertido en instrumento jurídico, elabora autos con el olfato. El informe del magistrado Díaz Tejera no persigue réditos electorales, aunque consigue el asentimiento de la progresía.

La España moderna, democrática y multinacional del siglo XXI se ha construido sobre el rechazo de la dictadura franquista. Pero, no es necesario seguir con la cantinela del franquismo, cuando la inmigración, queramos o no, ya forma parte constitutiva de nuestra sociedad.

Es asunto viejo. Alertaba Platón de que la teatrocracia se había extendido a la política. En estos tiempos de incertidumbre y tentaciones populistas es más visible. Lo imaginario triunfa siempre sobre lo real en la sociedad de masas. A veces, cuando faltan argumentos, la disputa política se reduce a la anécdota, al mensaje corto y compartido en redes, y se potencia el espectáculo con entretenimiento y el público, la gente, no solo traga sino que también participa a su estilo.

La política es el arte del bien común y no un mero espectáculo. Pocos en esta sociedad le dedican ya su tiempo al guerracivilismo. Cada vez menos.

La obsesión de algunos- no es el caso de este juez- lleva a pensar que se conservan en España genes de un pueblo cainita que se viene arriba con verdadero afán revanchista. Y si tanto interés hay en eliminar todo vestigio del régimen anterior, conviene no olvidar que el más importante de todos es la actual monarquía constitucional.

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