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ANÁLISIS

Canarias en la crisis europea

Las regiones ultraperiféricas deben aprovechar el Foro de Bruselas de finales de mes para establecer la defensa de los fondos agrícolas y los de cohesión, claves en nuestra economía

La profunda crisis económica y social que sufrió Europa en la última década, culminó en una proliferación de crisis políticas en los Estados miembros, que dañó gravemente a las instituciones europeas. Finalmente, el brexit ha colocado a Europa en lo que sus líderes llaman "la crisis existencial de la Unión Europea". Dicen que la solución está en "repensar Europa", en avanzar en su unión política y económica, con fiscalidad y presupuesto europeo, con una apuesta decidida por convertir el 'poder de una Europa unida' en un actor internacional de primer rango, a la altura de Estados Unidos y China.

Para ello, es necesario recuperar un papel líder en la revolución digital, en la sostenibilidad medioambiental, en las nuevas energías contra el cambio climático, en las políticas de cooperación y desarrollo con las nuevas potencias emergentes: Latinoamérica y África.

Gobernar Europa

Gobernar Europa

Así la nueva Comisión Europea, presidida por la alemana Ursula Van der Leyen y apoyada por todo el bloque progresista europeo, presentó un programa ambicioso, 'Objetivos 2030', para una nueva Agenda Europea, que pusiera el acento en la innovación y el cambio.

Nuestro gozo en un pozo. Cuando parecía que existía un sólido acuerdo para hacer avanzar la nueva Europa, llegó el frenazo brusco. Reunido en febrero, el Consejo Europeo para aprobar los criterios centrales del marco presupuestario 2021-2027, se produjo una gran pelea que acabó como el rosario de la aurora.

En el último año, las reuniones de los líderes europeos para consensuar las cifras claves del Marco Financiero Plurianual (MFP) habían sido tensas, como había ocurrido siempre en las discusiones sobre el presupuesto europeo. Pero la última, de forma imprevista, acabó en fuerte conflicto. Pedro Sánchez la calificó de "decepcionante". La decepción se produce cuando uno espera que ocurra lo contrario a lo acontecido.

Los pesimistas lo habían advertido: "El nuevo marco financiero va a ser muy difícil de pactar. Porque se pretende incrementar mucho los gastos para las nuevas políticas de innovación, cooperación, inmigración, seguridad y defensa. Y, al mismo tiempo, los países más ricos del norte de Europa, con un estancamiento de su economía, se niegan a aportar más y el Reino Unido se va".

Los optimistas por su parte se agarraron a antiguas experiencias: "Esto no nos debe impresionar, ocurre siempre en las grandes negociaciones europeas. Se pelea mucho, pero al final se arregla, aunque sea a gritos, la última semana o la última noche. E, incluso, parando el reloj, como ocurrió una vez. Nos queda casi un año para arreglarlo, es suficiente".

Todo empezó hace unos meses, cuando el Parlamento europeo propuso un gasto de 1,3 billones de euros, lo que hacía compatible el mantenimiento de las políticas tradicionales con potenciar las innovadoras. Luego se pronunció la Unión Europea con 1,1 billones de euros, lo que empezaba a ser insuficiente. Pero la sorpresa llegó cuando el presidente del Consejo, Charles Michel, presentó una propuesta cerrada de 1,04 billones. Con una reducción del 14% de la Política Agrícola Común (PAC) y 11% de los Fondos de Cohesión. 30 horas después de la propuesta y de una discusión "a cara de perro", los líderes europeos, muy irritados, reconocieron que Europa estaba claramente dividida y enfrentada. Pero que seguirían discutiendo hasta el acuerdo.

Gobernar España

Gobernar España

Algunas declaraciones del Gobierno español resultaron llamativas: la ministra de Exteriores dio a entender que España ya no estaba en el proyecto de sustituir a Reino Unido y convertirse en la tercera potencia europea, y sumarse al grupo central con Alemania y Francia, como pretendía Josep Borrell, ahora alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad Común y vicepresidente de la Comisión Europea. Ahora España va a jugar, dijo la ministra, a "las geometrías variables". Unas veces con unos y otras con otros. Y en el asunto de la PAC, "ni un paso atrás". "Ni un milímetro menos", como diría el presidente canario, Ángel Víctor Torres.

Es curioso cómo el Gobierno de España, que se presentó a las dos últimas elecciones con un claro programa electoral de Agenda 2030 de prioridades estratégicas coincidentes con las anunciadas por Van der Leyen- pasa, de pronto, a considerar la PAC como su prioridad estratégica, por encima de todos los demás, incluidos los Fondos Regionales. Es lógico suponer que el cambio de prioridades no es una decisión estratégica, más bien parece una decisión táctica. Responde a los cálculos de un gobierno débil, rodeado de enemigos, y que no podría soportar que los agricultores y tractores que han invadido las carreteras y pueblos del sur de España, y parece que también de Canarias, se le conviertan en una especie de movimiento de chalecos amarillos, como el que ha puesto en jaque al gobierno de Francia.

Es sabido que la revuelta de agricultores y ganaderos no es solo por los fondos europeos. Denuncia también a la red de intermediarios, que vende al consumidor a más del doble de lo que paga el productor. Pero estamos hablando de un 20% de consumo interno, el resto se exporta. Y se sostiene con ayudas europeas. Y si España pierde unos 900 millones anuales en ayudas al campo, ¿cómo se reparten las pérdidas?

Lo lógico es que pierdan los que cobran por tener un terreno y no producir como permite la actual PAC. Pero no debe perder Canarias que apenas recibe 300 millones, de los cuales 141 millones son para el plátano.

Lo que está claro es que la agricultura española y la canaria tienen que hacer grandes reformas si quiere sobrevivir a la competencia mundial, y eso solo es posible con una nueva política agraria y pesquera. Poniendo el acento en la innovación, la eficiencia, la sostenibilidad y la competitividad. Hay que aprender más de los holandeses que de los castellanos y andaluces.

España es una gran potencia agrícola, pero para seguir siéndolo tiene que comprender, aunque sea con 10 años de retraso, que la ficha actual de 31.000 millones de euros, el 11,4% de la PAC europea, se va a reducir progresivamente y que se puede competir con menos ayudas si se sabe innovar.

Gobernar Canarias

Por su parte, el Gobierno de Canarias que vive enrocado, a la defensiva y estaba también "en el que me quede como estoy", de repente ha descubierto que la debilidad del Gobierno de España le puede llevar a perder fondos Agrícolas, de Cohesión y de Vecindad, a los que hasta ahora nadie había aludido. Y por los que los negociadores españoles no habían preguntado. Lo único que ha hecho el Gobierno de Canarias es elevar una tímida protesta por la amenaza de perder Fondos de Cohesión. Esos fondos que dice Sánchez que está dispuesto a aceptar la reducción a cambio de mantener la PAC.

Por tanto, el escenario es que España está perdiendo la partida, aunque puede que reduzca las pérdidas. Pero Canarias puede perder más. Como siempre ocurre en las negociaciones europeas si los canarios no participan activamente.

¿Cómo presionar al Gobierno de España para que tenga en cuenta los intereses canarios? Y sobre todo, ¿cómo convencer a esos nuevos funcionarios que negocian, recién llegados y que apenas entienden el problema canario?

Uno de nuestros principales argumentos es que en los últimos años hemos retrocedido gravemente en nuestro crecimiento económico y social. Y que el Gobierno de España tiene que poner sobre la mesa para los próximos siete años el artículo 349 del Tratado de la Unión Europea. El que dice que las Regiones Ultraperiféricas cuenta con una serie de factores adversos: gran lejanía, insularidad y dependencia económica que perjudican gravemente su desarrollo. Por eso, la Comisión se ha pronunciado repetidamente por ayudar a un "crecimiento sostenible e integrador".

Llegó la hora. Las regiones ultraperiféricas (RUP) deben aprovechar el Foro de Bruselas del 24 y 25 de marzo para avanzar en un programa común que incluya los Fondos Agrícolas, los de Cohesión y Vecindad, claves en la nueva política exterior europea. El programa común debe ser planteado con todo rigor al gobierno francés, portugués y español para su defensa en las próximas reuniones del Consejo Europeo. Es la única manera que nos oigan a los que estamos tan lejos.

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