El día 15 de febrero, un día después de la preciosa fecha del día de los enamorados, cuando me disponía a tomar el buchito de café post prandial, se reflejaba en la pantalla del móvil una noticia, que aunque era esperada, no por ello ha dejado de ser muy triste: ha fallecido José Manuel León Talavera, uno de los nuestros, que defendió la camisola amarilla toda una vida y formó parte de aquel equipo denominado "diablillos amarillos" que en el año 1962, se proclamaron campeones de España de juveniles.

He tenido la enorme suerte de conocerle en esta última etapa de su vida y doy gracias a Dios por ello. Hemos pasado bastantes horas hablando de su pasado como futbolista, y entrenador, aunque el fútbol para León nunca perteneció al pasado, pues estaba muy bien instalado en su mente en el presente. Era, me cuesta referirme a él en pasado; "es" una enciclopedia de anécdotas.

Ha realizado su "última jugada" con enorme estilo, sin quejarse en ningún momento, siempre con el ánimo alto y dispuesto a hablar de sus amigos y de las novatadas a las que sometió a muchos compañeros que se iban incorporando al equipo. Todo el mundo sin excepción me decía: Si quieres conocer anécdotas de la UD, habla con León, habla con Mamé porque te contará muchas y muy simpáticas,

Pasé varios días hablando con él y me divertí mucho, no sólo por lo que narraba, sino como lo hacía, con una enorme simpatía, y en ocasiones, dependiendo de lo que me estuviera relatando, se le quedaban los ojos rojos por la emoción.

Nos deja un amarillo de corazón, afable, simpático y narrador de historias. Ahora le toca jugar otro partido allá "arriba" dónde seguro que con sus amigos, Tonono y Juanito Guedes, estará ya dando los primeros toques al balón.

Quiero agradecer a la directiva de la asociación de ex futbolistas de la UD Las Palmas: Roque Díaz, Trona, Luis Saavedra y Félix Noda, la oportunidad que me han dado de conocer a José Manuel León, Mamé, agradecimiento que hago extensivo a su hija Carlota. Gracias.

Hasta siempre Mamé, gracias por los muchos momentos de felicidad que embargaron tantos y tantos corazones amarillos, incluido el mío.

Las Palmas de Gran Canaria