Partiendo de que cada uno es como es y vive su identidad como quiere, se identifica con lo que quiere ser y el derecho y respeto a las diferencias en el feminismo se da por descontado, sin que haya ninguna duda al respecto, porque antes de que existiesen los colectivos LGTB ya el feminismo luchaba por los derechos y libertades de estos colectivos, y estamos y estuvimos en la lucha por la igualdad de derechos de las personas por sus distintas opciones sexual, partiendo de eso, no deja de preocuparnos la deriva que están sufriendo diferentes gobiernos que se creen más modernos y progres que ninguno, y que abrazan postulados más de momentos de moda que verdaderas políticas de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.

Porque el objetivo del feminismo es eliminar las desigualdades existentes entre hombres y mujeres en una sociedad desigual, nuestro objeto son las mujeres, en una sociedad patriarcal que pretende perpetuar a la mujer en un papel secundario con respecto a de los hombres. Nuestra lucha, entre otras muchas luchas, es contra la explotación sexual, la trata, la prostitución, la violencia hacia las mujeres, el alquiler de mujeres para concebir niños y niñas de otros que pagan y se aprovechan de la vulnerabilidad de estas o el derecho a decidir sobre nuestros propios cuerpos para tener hijos o no. Esta es una lucha global y compleja, donde se choca con las culturas que perpetúan las desigualdades hacia las mujeres, y son las mujeres las que más nos preocupan las más vulnerables por sus condiciones sociales, laborales, y de pobreza.

Preocupante si, a riesgo de ser tachadas de fóbicas, porque no estamos de acuerdo o al menos lo discutamos, con una ley de Identidad de Género y no discriminación por razón de identidad de género, expresión de género y características sexuales, que se pretende debatir en el parlamento español y además está ahora en el canario, que olvida intencionalmente el machismo y la sociedad patriarcal donde cohabitamos. Esta Ley pretende cargarse todos los postulados feministas sobre el sistema sexo-género y el lobby queer pretende sacar una Ley que torpedea a las mujeres y nuevamente las condena a la invisibilidad o a perderse en la identidad fluida.

Los nuevos postulados queer, postulados neo-modernistas, en los que se basan estas pretendidas leyes, afirman categóricamente que el concepto del sexo es un constructo social, que ya no nacemos hembras o machos, ni tan siquiera hembras y machos a la vez, que todo es un artificio social. Estos postulados chocan directamente con los principios axiomáticos del feminismo, pues el género quien estereotipa lo que deben ser unos y otros, afirmamos las feministas. La biología concibe aparatos reproductores distintos, musculatura distinta y también genera desigualdad, ?o es que en algunos no hay selección de embrión antes de nacer? ¿acaso en India no han dejado de nacer más de 60.000 mujeres, o la política de hijo único en China, no se ha deshecho de miles y miles de mujeres no nacidas?

Así pues, las desigualdades están en el género, de lo que espera la sociedad que sean hombres y mujeres, dando prioridad a los hombres. De las mujeres se espera que sean dóciles, marianas, que sean abnegadas y que incluso, altruistamente, presten sus vientres para el alquiler de otros que no pueden tenerlos, a las mujeres el lobby del ocio nocturno las quiere putas asalariadas, contratar para que expongan sus cuerpos como mercancía, porque todo se puede comprar y vender en una sociedad capitalista. De los hombres, el género espera que sean fuertes, que ocupen el espacio público, que puedan dirigir el mundo y que la testosterona les sirva para ser emprendedores, dinámicos y que tomen las cosas porque les pertenecen. No valen hombres sensibles, esos son hombres que no son tan hombres.

La sociedad se ha nutrido con una serie de estereotipos que perpetúa la sociedad patriarcal, los estereotipos machistas, y las desigualdades. Pues bien, esta Ley que se pretende aprobar, perpetía y ahonda, si cabe más, estos estereotipos. Ahora resulta que validar ser mujer y sentirse como mujer es llevar tacones, te pintes las pestañas, usar falda y puedas estar disponible para los hombres, como si ser mujer fuese eso nada más y, a su vez, eres hombre porque sientes que tienes más testosterona, puedes asumir el papel paternal con las mujeres y gozar de los beneficios que la sociedad patriarcal ofrece a los hombres, cuando no protector, cuando no impositor, de lo que se supone que es un hombre en relación a la mujer. Son estereotipos contra los que las teorías feminista llevan luchando e intentando erradicar y que evidencia que el género, sí es una construcción social que perpetua las desigualdades entre hombres y mujeres bajo el patrón de poder de unos frente a otros.

Las personas somos seres sexuados, hombres y mujeres. Sin embargo, ahora se debe esperar a que los padres y madres y la criatura decidan cómo se siente y tan pronto, más que tarde, poder hormonarle para que su cuerpo se adapte a lo que siente. De locura, si lo que se pretende es dejar que el niño decida antes de formarse su propia personalidad que será completada tras la adolescencia. La ley pretende hacer desaparecer esta distinción en las competiciones deportivas, donde hombres y mujeres por separado, y donde había competiciones para hombres y para mujeres. Ahora esto se cambia por cómo tú te sientes identificada, de tal manera que, si un hombre se siente mujer podrá competir en el deporte contra una mujer. Y lo que nos parece surrealista es que una mujer que se sienta hombre pueda quedarse embarazada y negar que es madre para que lo llamemos "padre". Surrealista total y una entelequia.

Lo que sí es preocupante es que aparezca en este momento un crecimiento exponencial de disforia de género, esto es, personas que no encajan en sus cuerpos, lo que poco tiene que ver con el transexualismo. Además, hay que afirmar que el 85% de las personas que en la niñez y en la pubertad dijeron no estar conformes con sus cuerpos, tras la adolescencia se quedaron a gusto con ellos y se aceptaron tal cual, sin ningún sufrimiento. Entonces, no habrá que esperar a que la personalidad esté formada, y que un niño o adolescente aún no tiene completada su personalidad.

Regular cómo te sientes en tu subjetividad y que puede llegar a ser cambiante, según los postulados queer, es osado, imprudente y peligroso, no se pueden legislar subjetividades sin caer en inseguridad jurídica, está claro que nuestro registro civil es igual para todos y hoy por hoy te puedes llamar como quieras, pero de ahí a decidir hoy una cosa y mañana otra, y para el día siguiente ninguna, va un mundo.

El 8 de marzo, día internacional de las mujeres en plural, no hace falta que le añadamos lo de diversas, las mujeres en su conjunto y como colectivo tenemos un objetivo que es conformar una agenda política donde hombres y mujeres tengan las mismas oportunidades de desarrollo, independientemente de cómo se sientan, o como quieran ser. Por tanto, sobra la palabra diversas porque está implícita en la palabra colectiva de mujeres.

El feminismo donde nos identificamos la gran mayoría de feministas es el feminismo de la igualdad, las mujeres como objeto político, donde la democracia es una herramienta que consolida un sistema plural, abierto y de libertad. El 8 de marzo debe servir este año para postular que siguen vigentes las teorías feministas, la lucha por las mujeres trabajadoras, las mujeres del mundo, la lucha sindical y feminista, esto no es un día del orgullo, ni es un carnaval, no es un día para la diversidad, es un día para reivindicarnos como colectivo. No es un día para el disfraz y los postulados neo-modernistas, que nuevamente tratan de dividir e invisibilizar la lucha de las mujeres y mandarnos al ostracismo, no nos engañemos.

Cuidado con abalar leyes que van en contra del feminismo, las feministas no estamos dispuestas a quedarnos quietas y retroceder ni un paso. La historia del feminismo data de más 300 años y ha tenido diferentes luchas pese a ello ha ido ganando batallas ha sobrevivido y ha evolucionado como tal.