Ha muerto a los 92 años el legendario dibujante francés Albert Uderzo, creador junto a René Goscinny de Astérix el galo. Cuántas horas de felicidad con esas historias, esos tebeos, esos cómics, que se dice ahora. En efecto: ¡están locos estos romanos! Hay gente que es más de Tintín, que sí, que mola y es reportero y viaja y tiene a Milú pero yo era más de Astérix, lo mismo que era más de Zipi y Zape que de Mortadelo y Filemón. Que también.

Aún conservo alguno de esos álbumes (así de raro es el plural de álbum, que tal vez debería ser álbunes): Astérix el galo, Astérix gladiador, Astérix y los godos. En fin, ese Obélix, que se cayó de pequeño en la marmita. Todos conocemos a alguien que de pequeño se cayó en alguna marmita y por eso ya conviene no darle nunca más de eso de lo que abusó. Astérix, alma de una pequeña aldea gala que resiste contra los romanos gracias a una poción mágica. Uno leía esos volúmenes con delectación y curiosidad, con familiaridad. Y los releía luego hasta casi sabérselos de memoria. Siempre el mismo final feliz, toda la aldea papeándose un jabalí asado a fuego natural y lento. Y venga mamporros a los romanos. No hay nada mejor para iniciarse en la lectura, y amar para siempre los libros, como los cómics, los tebeos, género sin duda no solo de infantes. A Uderzo lo hizo polvo la muerte de su socio y amigo, el guionista, Goscinny. Siguió él a solas, escribiendo también las historias. Luego vino un pleito. Los parientes mediocres son tendentes a ponerle pleitos al genio de la familia, por ver si pueden quedarse con los royalties, con la pasta y la herencia, pero no pueden quedarse con su talento ni inventiva. La venganza de Uderzo bien podría haber sido una historia de Astérix luchando contra los buitres, que a veces están cerca de uno en muy diversas formas, no solo en forma de personas. También de entidades. Astérix es un símbolo nacional en Francia, país sobrado de orgullo, patriotismo y símbolos nacionales. Pese al inveterado chovinismo son también de apropiarse de mitos de otros y hacerlos suyos. Buena época esta de confinamiento para leer las aventuras de Astérix. Asterix en Hispania, El hijo de Astérix. Y siempre junto a su gran amigo Obélix, o sea, una suerte, con perdón, de Quijote y Sancho, que también viven en su propia realidad y derriban legiones romanas y no molinos de viento. Astérix, un ejemplo de resistencia, la que debemos tener ahora frente al virus y otros agentes tóxicos. Qué mala noticia lo de Uderzo. En efecto: ¡por Tutatis!