La Provincia - Diario de Las Palmas

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REFLEXIONES

El virus vale pa tó

El aburrimiento mal llevado es el despecho de la estupidez. Los días van pasando y con claridad empezamos a ver, que junto a la dura realidad, prolifera el odio y otras muchas cosas que generan la misma intranquilidad que la propia desgracia.

Los primeros días de la crisis del coronavirus, nos demostraron lo importante que es el sentimiento espontáneo, sí, el mismo que se manifiesta sin ningún cálculo interesado. Pero a día de hoy, visto lo visto, el altruismo sentimental parece que va mutando, y desde los mismos balcones que antes se aplaudía, ahora se empieza a hacer política.

Y lo mismo sucede en las redes sociales... Resulta difícil, por no decir imposible, ver que el virus vale pa tó. Sí, vale para encontrarse con hipócritas que ahora le aplauden al personal sanitario y hasta hace poco los llamaban "funcionarios de mierda", también vale para ver que gracias a la honrada vocación de "los maderos y picoletos" (así los llamaban algunos) se encuentra la humanidad y el amor a España de muchos hombres y mujeres que se están jugando la vida por nosotros. También podemos ver que a pesar de mirar por encima del hombro al barrendero todos los días del año, él es imprescindible (y usted y yo) estamos en nuestra casa. Mejor dicho, en nuestra puta casa. Y puestos a ver; no podemos olvidarnos de los que usan las redes sociales para meter cizaña y pedir la cabeza de unos y otros. O para animar a la población a salir con cazuelas a los balcones y en vez de construir escenarios de concordia sean de discordia y maldad.

Se avecinan semanas muy difíciles; no debemos permitir nada que no concuerde con la concordia y la unión. Les sugiero alejarse de todo aquello que gire alrededor de intereses políticos y centrarse en transmitir positivismo y fuerza a todas las personas que nos rodean. La sociedad civil debemos permanecer unida, y el secreto para hacerlo, es no disgregarse por ideologías. Sí, es muy dramático ver morir a seres queridos, ciertamente produce impotencia no poder despedirse de ellos; pero de verdad se lo digo: no es el momento de buscar culpables...

Callarse ante las personas que no tienen cierto peso mental es un gesto valeroso.

Qué de trozos de carne con vísceras hablan y hablan partiendo de la nada.

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