La Provincia - Diario de Las Palmas

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REFLEXIONES

¿Qué argumento defenderá el amor?

La soledad no buscada es protesta que aprisiona y amenaza nuestra existencia. Lo impuesto, en el fondo, es un desafío que no entiende de amables pretextos y convierte a los vivientes en negadores de la vida. Nuestro presente (a día de hoy) es una realidad existencial que afirma, que la experiencia humana que transforma el mundo, se comprende mejor junto a nuestros semejantes. Es importante, opinión subjetiva, empezar a establecer un vínculo semántico con la palabra soledad y empezar a percibir que nada volverá a ser igual que antes. La esperanza, siempre, revela deseos; pero (la mayoría de las veces) al no cumplirse se convierten en frustración.

El coronavirus se apropió de nuestras vidas, y dudo, que nos las devuelva igual que las encontró. Ante nosotros tenemos lo que será nuestro próximo futuro. Sí, una puerta abierta por la que pasarán los cuerpos, y así dándole acción al movimiento, nos daremos cuenta que nuestra existencia se detiene al ver una nueva sociedad: la sociedad de la distancia.¿Estamos preparados? Igual, no lo sé, es el momento de construir nuevos esquemas mentales y empezar a aceptar que todo lo que antes era "normal" de ahora en adelante será recuerdo que oprime y despierta deseos y anhelos. No me imagino la vida sin participar de los afectos, solo pensarlo me produce una gran insatisfacción escorada a la impotencia.

A día de hoy, en toda mirada humana hay escondido un porqué. Lo que está pasando es causa invertida de lo que pasó: la traducción más exacta de lo que es el pasado. Qué de llantos (tiempo al tiempo) serán la sonrisa que por temor se esconde detrás de las lágrimas. Siempre he pensado que el amor es palabra improvisada que elige virtudes. Sin muestras de cariño, todo será frío y aséptico; besarse será un acto temerario y tocarse un inconcebible gesto que se perderá entre las realidades. No es el momento de enamorarse (sonrío) si al susodicho o susodicha no le gusta la poesía: ¿qué argumento defenderá el amor?

Hay días que uno admite que existe por inercia. El coronavirus ha venido con instinto de la propiedad. Sí, sin conocerlo de nada, y nos ha quitado casi todo. Si el valor de las relaciones interpersonales depende de la expresividad de los afectos, díganme ustedes, qué posibilidades tenemos de sostenerlos. A partir de ahora, comienza un nuevo vivir; será cuestión de cambiar la espontaneidad de un abrazo por una gran sonrisa. Y los besos por un buen poema. En resumen, la soledad impuesta por el coronavirus, debe ser razón para empezar a cuestionar las exterioridades e interioridades. Todo pasará, y el día que suceda, dejáramos de ser palabra elocuente que arrima el hombro y no se decide por nada.

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