La Provincia - Diario de Las Palmas

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REFLEXIÓN

El REF y la crisis

Ya comenté el otro día que estamos en una situación nueva, y que la solución con las recetas viejas es difícil que nos permita salir para adelante.

Canarias ha tenido desde su conquista un respaldo normativo singular derivado de sus peculiaridades, su alejamiento, su insularidad y en muchos momentos, su baja densidad de población.

La situación es ahora otra muy distinta, las comunicaciones nos permiten acercarnos de una manera más fácil que antaño, la densidad de población ha dejado de ser una cuestión a solucionar, casi me atrevo a decir que estamos cerca de la situación contraria en algunas islas. Y la insularidad hay que contemplarla desde de otra óptica distinta.

Dicho esto y con una perspectiva de un paro brutal, generado en un brevísimo espacio de tiempo, y considerando que Canarias es además de las zonas singulares en las que cuando se crece, se crece más rápido que ningún sitio y cuando se cae, se cae con mas intensidad (para algunos es la 'economía de placeres'), no deja de ser un escenario singular para el resto de España.

Canarias además cuenta con el reconocimiento de la existencia del REF, que no deja de ser un instrumento importante, que puede ser eficaz para abundar en el progreso social o para lo contrario, y en este tema ya se han plateado algunas propuestas que paso a comentar, y aprovecho para formular alternativas:

Impuestos directos. Se ha propuesto dos cosas, un relajamiento de la obligaciones de inversión de la RIC y facilitar que se invierta fuera del territorio del Archipiélago. La primera creo que es un error y la segunda, una alucinación.

El error es que los impuestos actúan como estabilizadores en épocas de crisis, de manera automática o discrecional. Me explico, cuando hay mucha actividad económica, los impuestos evitan tensiones inflacionarias al aumentar la recaudación y retirando dinero de la gente, se recauda más, pero cuando hay crisis, hay que introducir elementos discrecionales, apoyando los mecanismos para aumentar la actividad económica. Dicho esto que es pura ortodoxia, implica que cuando se necesita inversión las ayudas fiscales están para eso, para apoyar, no para dejar de recaudar de quien tiene beneficios para invertir cuando no son necesarios los incentivos. Absurdo.

En cuanto a la propuesta de invertir en el exterior, creo que es una alucinación; dejar de recaudar, es decir, de privar de recursos de las administraciones o aumentar la carga tributaria de los demás para invertir fuera es una alucinación sin ayuda de Dietilamida de Ácido Lisérgico (LSD).

¿Qué convendría hacer en mi opinión?, pues volviendo a la ortodoxia, incidir en la productividad y en la eficiencia. A corto plazo se impone la reducción de los costes asociados al trabajo -es decir, los impuestos que gravan el trabajo y, en particular, las cotizaciones a la Seguridad Social singularmente en los trabajos afectados por ERTE-, la introducción de incentivos a la creación de empleo, con carácter temporal y de mecanismos de reducción de la fiscalidad a la creación de empleo o en la formación. A medio plazo, hay que introducir el mecanismo de bonificación de renta obtenida en Canarias para todos los sujetos pasivos que obtengan rentas con independencia de su fuente, es la manera de compensar el hecho insular. La deducción a la inversión debe de contemplar inversiones claramente localizables en el territorio.

Fiscalidad indirecta. La propuesta es la ampliación del AIEM. Un tributo obsoleto, distorsionador de la competencia y erosionador de la competitividad solo merece la desaparición y la sustitución de las ayudas a la industria local con sistemas realmente eficaces.

Se ha escrito que el AIEM no altera el precio de la bolsa de la compra, y se utilizan para demostrarlo los datos de la evolución del IPC en Canarias y España y claro, se olvida que la evolución del IPC cuando el AIEM ya esta en marcha difícilmente afecta a su evolución. No hay que ser un experto muy neutral para considerar que si el impuesto grava la importación de productos, muchos ellos de primera necesidad (masa de pan congelada, conservas de pescado, cervezas, por ejemplo), el impuesto es un coste para quien realiza el aprovisionamiento y lo repercutirá al consumidor. Ese experto estadístico olvida la comparación entre el precio de la bolsa de la compra en cualquier ciudad canaria y el precio de la misma en ciudades equivalentes del resto de España.

Frente a esto, no se aborda la necesidad de dotar a la industria canaria de un plan efectivo que compense sus carencias y limitaciones, una energía barata, un suelo barato y un aprovisionamiento de materias primas subvencionado y la posibilidad de aumentar su mercado exportando a otros lugares. El problema de la industria canaria es el coste de aprovisionamiento y la limitación de mercado.

Los mecanismos de protección canarios están fuera del mundo real. Nos encontramos en una economía muy globalizada en la que se hacen esfuerzos para la eliminación de fronteras pero en el que, por el contrario, Canarias mantiene un sistema aduanero absolutamente reforzado.

Es más fácil introducir un producto desde Hong Kong a Badajoz que a Las Palmas de Gran Canaria y si son productos de origen comunitario, no hablemos. La solución es tan sencilla como incorporar a Canarias al territorio de aplicación del IVA comunitario (considerar a Canarias como interior del país en la terminología comunitaria) , introducir leves modificaciones en el IGIC, y nada más. De esta manera no habría un control aduanero de las mercancías que provienen del resto de la Unión Europea, los tráficos serían ágiles y se solucionaría, parcialmente pero de manera intensa, el principal problema de la empresa canaria, la logística, y incorporaría a Canarias y a los canarios al comercio electrónico. Ni hoy podemos comprar con normalidad productos de fuera de Canarias, ni las empresas canarias pueden vender fuera, y ello supone desaprovechar la internacionalización tradicional que ha tenido Canarias en su historia.

Estamos en el siglo XXI, con una crisis brutal y creo que hay que estar a la altura.

Javier Sánchez-Simón Muñoz. expresidente de la autoridad portuaria de Las palmas

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