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TROPEZONES

Big data

Ya he hablado anteriormente de F.P., un íntimo amigo mío, que pese a colmarme con todas las bendiciones de su amistad, solía someterme a un tercer grado sobre complejos temas siempre actuales:"Lamberto, a ver, explícame eso de los agujeros negros". O bien "¿Qué es la vida, para tí?". Desde que nos dejó he echado de menos sus desafíos, motivados a partes iguales por su curiosidad, su comodidad, y porque no decirlo, cierta mala uva. Quizás en parte por ello, llámese catarsis u homenaje, me permito recurrir a veces a esta columna para volcar temerarias opiniones sobre temas tan abstrusos como el bitcoin, la nanotecnología o la inteligencia artificial.

Hoy le toca a los "grandes números", o al anglicismo más frecuente de "big data", por si estás escuchando ahí arriba, Quico, y no te importa soltar el arpa un momento.

Cuando hablamos de "grandes números" queremos decir grandes. Podría ser por ejemplo toda la información digitalizada recogida en los bancos de datos de los mayores hospitales de todo el mundo en los últimos diez años. O los "cookies" más o menos subrepticiamente atesorados por google desde su inicio. No estamos hablando de billones o trillones, sino de números de fantasía, como los famosos "zillones" de nuestro imaginario infantil amasados por el tío Gilito. Pero lo novedoso de los grandes números no consiste sólo en la capacidad de cosecharlos y acopiarlos, sino en la de organizarlos digitalmente, tratarlos, y hacerlos hablar gracias a los sofisticados algoritmos y a los vertiginosos avances de la informática. Por no mencionar la llamada "computación cuántica" en ciernes que va a permitir además multiplicar la velocidad de procesamiento hasta límites impensables hace escasos años, pero imprescindibles a la hora de manejar grandes números. Y si los ordenadores actuales procesan en segundos lo que hace tan sólo unos años llevaba meses, desafía la imaginación la velocidad que nos regalarán las nuevas computadoras.

¿Y para qué nos sirven los big data? Pues está claro: toda actividad humana que requiera ingentes cantidades de datos se beneficiará directamente de la información procesada de los grandes números. En medicina, recopilando y contrastando los historiales acumulados. En los seguros, para establecer las primas más ajustadas a los cálculos de probabilidades adelantados por los big data. En las predicciones meteorológicas donde son ingentes las variables que concurren en la predicción acertada del tiempo, nos serán irrenunciables. Y lle- gará el momento en que podamos llamar al AEMET con preguntas como:" el domingo que viene doy una barbacoa en mi casa a las tres de la tarde. ¿Qué tiempo va a hacer?" . Y por supuesto que ni la dirección les tendremos que dar, al ser automáticamente reconocidas las coordenadas del GPS de nuestro teléfono. Y naturalmente la gran beneficiada será la inteligencia artificial, que con las herramientas del procesamiento de los grandes números podrá abordar decisiones cada vez más informadas y procedentes, como las que se precisan por ejemplo en la conducción sin chófer. Y quien sabe si atreviéndose un día a acometer uno de los grandes retos de la humanidad: el ensamblaje autónomo de los muebles de IKEA.

P.D. ¿Alguien podría indicarme cual es el parentesco del tío Gilito con el Pato Donald y sus sobrinos?Yo creo que lo menos que les debería ese cascarrabias es nombrarles sus herederos.

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